A la carta

Después de conocer el menú y dado que no son muchos los cambios, optamos por el menú aunque sin resistir enseñar algún clásico a quien no lo conocía. Comedor prácticamente lleno y ojalá no sea solo por las fallas.
Comida para 4, tras la mascletá con unas cervezas de inicio y tres botellas de una buena agua Numen. Un aperitivo de cortesía de cremoso de parmesano con virutas de jamon, tan escueto como sabroso con unas rosquilletas de pipas que eran mejor opción que el pan de centeno que se había quedado muy duro al salir del horno; por contra el pan blanco estaba perfecto aunque atrae menos.

Al centro para compartir unos chips marinos (estrella de mar, erizos, tallarines: un auténtico espectáculo visual, bien de sabor. Steack Tártara muy bien condimentado, sabroso, no muy especiado (no se pregunto como gustaba) con la carne cortada a cuchillo quedando un poco más gruesa de lo habitual pero que no empeoraba nada más allá de quien es poco carnívoro le parezca taco de carne cruda. Sushimi de mero: sorprendente y muy bueno. Imposible ante alguien nuevo dejar de pedir el cubalibre de foie que sigue siendo un extraordinario plato. Un poco de jamon, extraordinario, servido apoyado sobre papel y en lonchas largas con un poco de tomate y pan cortado muy fino.
Platos principales: 2 de arroz de cenizas muy bueno en coccion del arroz, sabor, presentación.. y con apoyo para repetir. Otro arroz, esta vez de bacalao muy sabroso, levemente salado (para gustos colores) y en buena ración. La otra opción fué un tartaki de agnus extraordinario y no nos resistimoa a compartir un poco los platos entre todos.
Los postres empezaron también siendo individuales pero con estas presentaciones se hace irresistibles no probarlos todos si hay confianza para ello. Tomamos 2 de tarta de manzana buena, pero para mí, lo más flojo. Campo de cítricos muy creativo y visual, más justo de sabor. Chocolate mascarpone, quizás lo mejor y no sólo por el chocolate.
Para beber nos quedamos mareados por las múltiples opciones que hay para elegir, aterrizamos en el Priorato. Suponiamos que serían dos botellas para los cuatro, asi que empezamos por Saggesse 2007 en una bodega (Les Coussins) con vinos interesantes, que estaba aún por domar la madera y que precisaría abrirla con más tiempo, además de jarrearla como hicieron. Para los segundos, y aún a riesgo de estar verde, fuimos a por Ferrer Bobet Viñas Viejas 2010 y estaba mejor de lo previsto (y catado en Salon Peñin de noviembre) tal y como nos habian anunciado al pedirlo. Un éxito.
Buenos cafés finales con buenos petits fours de cortesía.

Un sitio que sigue creciendo, y cada vez se sitúa a medio camino entre Vuelve Carolina y Quique Dacosta, ya que cuando empezó estaba más cerca del piso de abajo que de Denia. Desconozco el precio final, pues esta vez no me tocaba a mí.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Craticuli

    Muy buena pinta, me gusta de esta opción lo de poder probar los platos clásicos de un restaurante de vanguardia, los que han hecho famoso al chef. El concepto de alta gastronomia muchas veces implica que desaparezcan de la carta y si no los visitas en cada temporada te los pierdes. Con este outlet se pueden seguir disfrutando.
    Saludos.

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