Animados por el comentario de Gastiola, y por un veraniego domingo de octubre, decidimos reservar mesa en este restaurante y acercarnos hasta Amurrio para comer.
Un par de txakolis alaveses previos por el pueblo, que está precioso, y un paseíto rumbo al baserri (caserío).
Una pena, fuimos la única mesa. Y digo lo de pena porque este sitio nos pareció una verdadera joya.
Sala amplia y muy agradable, y poco más que decir al respecto, por la descripción hecha por Gastiola.
Nos decidimos igualmente por el menú degustación. Solo añadir que el foie de pato en nuestro caso no fue tal, sino magret de pato con moras y rosas, que nos encantó por el punto de poco hecho que anunció el camarero, que fue real. Pena que llegó a la mesa un poco templado, pero estaba estupendo.
Los salmonetes con arroz y unas gotitas de confitura de limón, soberbios, y el postre de helado de chocolate con esa especie de mousse de yogur y unos frutos rojos, refrescante y potente.
Nos dio la impresión de que el cocinero apuesta por sabores contundentes y especiales, y que logra un excelente resultado.
Y todo ello por 25 euros, IVA incluido, y bebidas aparte.
Animo a los veremeros de la zona a conocerlo, de verdad que merece la pena.