Habíamos quedado con unos amigos para después de la cena en el barrio de Russafa así que todo aconsejaba ir a cenar ya por allí pues no está Valencia para desplazamientos largos cuando las fallas, falleros y falleras invaden la ciudad. Miré en Verema y me decidí por este local. Reserva telefónica con antelación (buen trato), llegada puntual y cordial recepción. El local es pequeño y coqueto. Se está a gusto. Con nuestra llegada quedó completó aunque alguna de las mesas ya llevaba la cena bastante adelantada (raro siendo fiestas). Como habíamos tomado ya cervezas antes de llegar pedimos vino y ojeamos la carta. No tengo ninguna constancia al respecto pero viendo las propuestas de ésta y lo relatado por anteriores foreros “con recorrido” en el foro aseguraría que ha cambiado la dirección o el equipo del restaurante.
Ofrecen dos menús (23,50 y 27,50 creo recordar), pero decidimos pedir a carta. Al final conseguimos confeccionar una comanda pues varias de las propuestas ya no podían servírnoslas (hay que estar bien preparados para afrontar estos días de fallas o quedas un poco mal repitiendo una y otra vez aquello de “de eso no nos queda”):
- Aperitivo de la casa: navajas (6). Realmente frescas y deliciosas. Se acompañaban con una salsa que no recuerdo muy bien de que estaba elaborada pero que no desmerecía el sabor particular del molusco.
- Croquetas de ave (6 para 6 personas): De forma esférica y sabor destacable. Un buen bocado.
- Tomate valenciano con ventresca de atún (2): No hubiese estado para nada en nuestra comanda inicial pero ante la falta de propuestas no nos quedó otra. Plato simple en exceso. Aún estando buenos ni el atún (escaso) ni el tomate eran de la calidad excelsa que cabe esperar en estos platos “de producto”. Buena la vinagreta de aliño.
- Tartar de atún (2): Este plato sí estaba rico. El atún cortado a cuchillo y con pocos aliños lo que permite el disfrute máximo del sabor del mismo y de su frescura. Para repetir.
- Canelón de pato (6): Estaba rico pero realmente el sabor imperante era el de la bechamel por encima del relleno de plato.
- Entrecot trinchado: correcto pero escaso (solo un bocado para cada uno).
- Magret de pato al centro también: Rico, com buen punto.
Para beber tomamos dos botellas de albariño Do Ferreiro y dos botellas de Artadi. Carta acorde con la filosofía del local y la oferta generalizada en este barrio “de moda” y precios normales en la restauración de la ciudad.
Para concluir podríamos decir que el local cumplió con las expectativas de esa noche: cena informal y animada con una comida decente y apartados un poco de las tascas masificadas de la zona.