Así nos sentimos después de la cena en Via Veneto, la segunda vez que vamos. Comimos nuevos platos, como unas setas confitadas con brotes otoñales, a modo de bosque, maravillosos. José, el sumiller, que es encantador, nos acompañó a gozar de una visita a la espectacular bodega.
Como digo, excelente!
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