Toca preparar maletas, las mini vacaciones se acaban y hay que volver a la normalidad. Pero yo no tengo prisas y una vez todo preparado nos vamos a despedir de la villa de Laredo. ¿Dónde? Pues es algo que nos llama, que nos tira, que nos hace ir todos los años y repetir plato.
La casa del buen yantar reza el cartel de la puerta, el Cachupín.
Aunque para nosotros mañana es fiesta, para otros no y se nota un tanto que no es un sábado.
Hace buena temperatura y ayudados por una estufa que realmente calienta, nos acomodamos en la terraza exterior, cubierta por tres de los lados por unos toldos.
Mesas un tanto juntas y muy simples, aquí se viene a comer sin lujos.
Una pena lo del pan: dos trozos de barra demasiado corriente a precio cada trozo de barra entera. Tendremos que hacer alguna protesta por este tema.
Como sabemos que un plato es de obligado cumplimiento, en base a él pedimos alguna cosita más:
Antxoas de Laredo con pimientos rojos y tomate una buena ración de ricas antxoas, sin estar saladas en exceso, acompañadas de un par de buenos pimientos rojos y tres rodajas de tomate. Plato correcto, buena elección para no "tripear" demasiado.
Después el plato estrella para mi gusto y además he comprobado que al menos tres de las mesas ocupadas pedían lo mismo:
Pulpo a la brasa con tomate y patatas creo que sólo por este plato merece la pena acercarse al lugar. Unos buenos trozos de pulpo, con mucho sabor, con sabor a brasa. Quizás hoy pecasen de un minuto de más en brasa pero rico. Las dos rodajas de tomate, tierno, estupendo.
Y las patatas............. qué decir de las patatas. Perfectas. Igual no sea yo el más indicado para hablar de ellas, me encantan y tal vez por ello sea un mal "crítico". O igual es lo contrario, que aprecio mejor si un día no merecen la pena.
Hemos pedido una Ración de rabas nos las ha ofrecido con cebolla, le hemos dicho que igual no pero él ha insitido. No teníamos que haberle hecho caso. Estaba rica, también rebozada pero las rabas estaban mucho mejores y además esa cebolla tenía "demasiado retrogusto".
Para beber, en la carta aparecía: albariño especial, le hemos preguntado y nos ha dicho que era un Santiago ruiz pues a ello.
A mi me ha gustado bastante, correcta acidez, notas cítricas, sin duda alguna. Muy fresco.
Muy curiosa la etiqueta con el mapa que preparó para los invitados a la boda de su hija.
Cafecito rico, nos ofrecen algún txupito pero hay que recorrer 80 kms y mejor dejarlo para otro día.
Pues repetiremos, sin dudarlo, ese pulpo nos tiene enganchados aunque algún día tendremos que darles la oportunidad de que nos preparen algún pescado o carne de las que ofrecen.

Tocaba hoy no coger coche, intentar descansar un poco, de hacer un pequeño "alto" en este ir y venir y hemos optado por cenar en este restaurante al que todos los años le hacemos una visita.
Situado muy céntrico, con una terraza apetecible en verano aunque los calores ya no son lo que han sido y empieza la cosa a necesitar de algo para encima de los hombros.
No es nada fácil encontrar mesa nada más llegar, suele estar lleno y eso que era noche de miércoles pero nos dijeron que en media hora teníamos una libre y aprovechamos para echar un vinito en la zona vieja.
El trato es muy amable, las mesas de dos pues un tanto reducidas pero colocan una especie de mesita para poner la cubitera y así tenemos sitio para todo.
De primero una ensalada de bakalao con pimientos piquillo, con aceitunas, unos trocitos de salmón, algún fruto seco y buena cantidad de lechuga que estaba bastante correcta.
Unos pimientos rellenos de rabo, 4 pimientos generosillos con una salsa sabrosa que me hizo quedarme sin pan.
Después el plato estrella para nosotros, por él principalmente volvemos año a año, una racíón de pulpo, en 4 trozos, ración suficientemente generosa, acompañado de 2 rodajas de tomate muy ricas y unas patatas que están de pasarse.
Comentamos los dos que otro año vamos a pedir la ensalada y una ración de pulpo para cada uno, aunque es generosa, apetece comer más, la verdad es que está riquísimo.
2 trozos correctos de pan y una botella de La Val 2011 un albariño que nos ha parecido fresco y que no estaba nada malo.
Cafecito y nos han ofrecido un chupito, yo le he dicho que si tenían algún vinito dulce de postre y él me ha dicho que "solo" me podía ofrecer un Px. La leche pues hijo, qué más quiere el ciego que ver.
Y si ya casi se había ganado un amigo, resulta que a las chicas de la mesa de detrás les dice que que quieren beber y como no estaban muy decididas, les ofrece probar un txakolí muy rico que le han traido. Era un Txomin Etxaniz. Como yo le miraba con sonrisa cómplice me dice que si lo conozco y charlamos un rato sobre txakolís. Que conste que el muchacho en cuestión es Cántabro.
Pues lo dicho, creo que se puede ir a comer sin lla pretensión de local de lujos, trato correcto y buen producto por no demasiado dinero.