Teniendo en cuenta las valoraciones positivas de Veremeros de pro, nos dirigimos a conocer este pequeño local, poco concurrido quizá por ser lunes por la noche, pero en el que uno se siente a gusto y es recibido con profesionalidad y cercanía.
Nos atendió Ricky, muy amable toda la velada. Propuso alguna cosita fuera de carta y dejó que tranquilamente decidiéramos entretenidos con dos tipos de pan, ricos y templaditos, y un cubo de mantequilla para el régimen.
Elección bastante carnívora, exceptuando el comienzo, los trigueros con salmón ahumado sobre base de salmorejo que nos aconsejó Ricky. Bien los ingredientes por separado y conjuntando satisfactoriamente para un abrir boca suave y agradable.
Continuamos con unas mollejitas de lechal tiernas y suaves, con su fritada de ajito, de aspecto algo aceitoso, pero cuando acabas dando "la vuelta al ruedo" a base de pan, es señal de que estaba bien bueno.
Continuamos con un steak tartare en el punto exacto que solicitamos, potente de sabor sin llegar a ser agresivo. Ración generosa, bien ejecutado, quizá un poco falto de esa melosidad que corona a los grandes tartares. La memoria se me iba a alguno glorioso probado hace poco, pero éste rayó ciertamente el nivel notable.
Terminamos lo salado con unas carrilleras de ibérico de buen nivel, acompañadas de unas panaderas y una salsa española con reducción de vermut. Personalmente este tipo de carne me gusta más tierna, pero reconozco en el plato un buen nivel general.
En lo dulce, un flan de queso a compartir, bien de sabor pero mejorable en textura. Correcto.
Después de un breve vistazo a la carta de vinos pedimos un San Roman. Ricky pidió disculpas pues no disponía de él, pero pronto se nos pasaron las penas porque ya "traía puesto" un Pintia 2007 que acompañó la cena de maravilla. Según nos comentó, su filosofía es marcar unos precios de vinos asequibles para que se pueda probar de todo. Este gran Pintia, muy ajustado (38 €). Temperatura perfecta. Copas bien a secas.
Para el postre pedí un Tokaji y de remate un malta Glenfarclas.
El precio por persona indicado es el que estimo para cenar con un vino más normalito y sin caprichitos (vino de 38 € y el whisky).
Resumiendo, taberna con buenas maneras en atención y cocina, no esperar técnicas innovadoras ni presentaciones espectaculares de platos, pero sí un buen producto, honestidad y ganas de agradar a raudales. Local a seguir.