Intransigencia peruana

Inicio mi comentario ya decepcionado, porque éste es uno de tantos restaurantes que tiene oferta de descuento, si bien los gestores de estas webs deben mirar que las reservas no sean tan rígidas, porque le quita atractivo. Viernes noche, descuento ya imposible y a pesar de llamar al restaurante para preguntar si ello es posible, como nos indican desde Barcelona, a pesar de tener mesas libres, "nos ofrecen" el menú Kata (que cualquiera puede pedir) y como ya es tarde y en el otro peruano (Kena) no ha sitio, nos encaminamos, pero ya un poco a disgusto. Era mi segunda experiencia y como dice Anubis7 "ya no volveré". La comida del menú Kata muy buena, en general, y el servicio una de cal (quien toma la comanda un encanto), quien sirve, debe plantearse si lo haría mejor donde la amabilidad no se exija. El menú son 38 € de vellón (IVA aparte) lo que ya le hace estar "subidito" y si a eso le unes que el pisco sour son 9 euracos y por cada copa de Ruinart Blanc de Blancs (ver crítica de Verema) te soplan 10 (y tomamos entre unos y otros ocho veces) la cuenta sube una barbaridad, ya que es como si hubiéramos comido con un vinazo. Cierto es que tuvieron "el detalle" de invitarnos al agua mineral, a mi café y a una cerveza, para desagraviarnos de su intransigencia. ¿La cuenta para cuatro? 238,30.