Sentimos no estar de acuerdo con el resto de opiniones vertidas sobre este restaurante; supongo que dependerá del año, día, momento, no sé... la verdad es que es la primera y última vez que vamos a este sitio.

El restaurante está ubicado en una situación privilegiada en el centro de Potes, tiene unos ventanales desde los cuales se aprecian preciosas vistas al río. Como encargado del mismo se encuentra Cayo; amable, correcto y el único profesional que nos encontramos en ese lugar. Hasta aquí lo único bueno.

Comenzamos en la barra pidiendo dos cervezas, mal “tiradas” (sin espuma desde el principio), con un queso de la zona, un Picón. Lo sirvieron muy, muy frío, con lo que eliminaba cualquier rastro de aroma y sabor. Acompañando a las cervezas nos pusieron unas aceitunas normalitas que posteriormente nos tiró el camarero encima sin pedir disculpas. Tuvo que venir luego Cayo para agradarnos porque, creímos, que se dio cuenta del detalle. Cierto es que el restaurante estaba hasta arriba, quizás de ahí la amargura de dicho camarero.

Para comer pedimos un cocido Lebaniego completo y, dadas las pocas referencias de vinos que disponían, nos decantamos por uno de la zona (Lusía 2008) que nos recomendó la camarera. De pena, frío, frío, y el vino mejor olvidarlo. Se lo hicimos saber a la camarera, y no puso remedio en absoluto, luego comprobamos que era irónica con maldad, nada profesional; también con otras mesas.

La sopa (lo único abundante) completamente aguada, sin sustancia ni sabor, con unos fideos completamente pasados.

Los garbanzos tenían un buen tamaño y sabor pero estaban completamente despellejados, la carne normalita tirando a insípida. Haciendo memoria, creemos que ha sido el peor cocido que hemos tomado.

No nos atrevimos a pedir nada más dada la experiencia hasta el momento, así que finalizamos con un postre, Canónigo, excesivamente dulce pero pasable que unido al hambre existente lo tuvimos que comer por salud.

Pedimos la cuenta y tardaron más de media hora, sí, más de media hora. Un completo desastre.

En fin, nada recomendable.

Un clásico de Potes que sigue llenando a diario en agosto. La formula es sencilla: raciones abundantes, buenas materia primas y precios controlados. Estuve un par de veces este agosto. La vez que más disfruté por entorno y comida fue en la sala de la bodega subterranea tomando un enorme (por tamaño y sabor) cocido completo (15€ ración). La carta de vinos muy clásica, como ya se ha comentado. Las aglomeraciones que se producen a diario hacen que unos dias comas mejor que otros según la hora a la que entras, dónde te toca comer (algunas zonas son demasiado ruidosas) y todos esos imponderables típicos de los sitios muy turísticos. Pero, en general, es un sitio que invita a volver si estás en Potes.

La fecha de la visita es aproximada. Se trata de un restaurante que ofrece comida tradicional en raciones muy abundantes. Raciones como la morcilla, tablas de quesos y patés, croquetas... son excelentes. Probamos el cordero y el solimillo, buenos los dos. La carta de vinos está formada por referencias de Rioja y Ribera principalmente. Probamos Viña Tondonia del 87, por 24 euros, servido correctamente. Muy recomendable, sobre todo para realizar comidas en grupos, con niños, un sitio para comer bien sin gastar mucho dinero.

Fantastico como siempre, la unica pega que no reserva y hay que esperar un rato y que es muy, muy ruidoso a no ser que tengas la suerte de que te toque la preciosa bodega de abajo.
La comida, materia prima de primera sin artficios y abundantes raciones.
Comimos Tabla de Quesos Lebaniegos, estupenda. Revuelto de la Casa. Solomillo al queso de Treviso (te lo sirven con la salsa aparte como debe ser) y Merluza a la Cazuela. Todo Riquisimo. De postre Cuajada y Natillas con soufle (Todos los postres son caseros).
La carta de vinos Rioja y Ribera basicamente. Para beber un Mauro 2003, servido en copas correctas, algo caliente pero con una cubitera se soluciono en cinco minutos.
Precio unos 30 € por persona sin vino.

Se trata sin lugar a dudas de lo mejorcito que hay en la zona. Sus platos son tradicionales, destacando la buena calidad de la materia prima y la cantidad de las raciones. Excelente RCP, insisto, por la cantidad de comida en cada uno de los platos, lo que hace que te cueste terminar cada uno de ellos. Su bodega es Rioja y Ribera, no existiendo más que tres referencias del Penedés. El servicio, a pesar de la gran cantidad de gente que frecuenta el local es excelente, destacando Cayo que es un gran profesional en la sala (por su simpatía y rapidez). Muy recomendables las mesas al lado de los ventales, ya que tienen un precioso paisaje.

Muy buen restaurante ubicado en el centro de Potes, que fundamenta su éxito en su buena cocina autóctona. Las raciones son exageradas, pero se ofrece la posibilidad de pedir medias raciones que, aún así, resultan muy generosas.

Excelente la morcilla y la tabla de quesos lebaniegos acompañados con membrillo. Como platos fuertes cenamos callos y solomillo al queso de treviso. Yo el solomillo no me lo pude acabar, mientras que mi novia si pudo con la fuente de callos, obteniendo por elo el reconocimiento del camarero que nos atendió.

Acompañamos la cena con una botella de Herencia Remondo la Montesa, servido en copas decentes, aunque el restaurante destaca por su comida, no por el vino.

Rematamos la cena con cafés y orujos de la zona.

No reservan mesa, por lo menos en temporada, pero en 10 o 15 minutos puedes sentarte a cenar.

Excelente relación calidad-precio, 20 euros por persona sin vino.

Repetimos otra noche a cenar, si bien al lado de la barra pues el comedor estaba a reventar y eran las 11 de la noche, destacando esta vez la lengua de ternera rebozada, que estaba exquisita.

Pese a estar lleno, el sevicio fue muy bueno.

Sólo por las vistas al río merece la pena visitarlo. La comida es de calidad y abundante, basada en una excelente materia prima y sin elaboraciones complicadas que enmascaren el producto. No es un sitio para disfrutar del servicio del vino pero al menos no lo maltratan y los precios son razonables.

Restaurante situado en el centro del precioso pueblo de Potes. Dispone de una balconada sobre el río.
La comida ,de estilo tradicional, es muy buena y abundante !
La carta de vinos tiene referencias de varias DOs sin grandes novedades. Copas justo correctas. Precios de los vinos muy razonables.
Precio medio sin vino : 20 euros.