Restaurante La Cigrona en Valencia
Restaurante La Cigrona
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

Añadir vino por copa

Precio desde:
19,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos noche y lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
29 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.2
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.7
RCP CALIDAD-PRECIO
8.1
Revuelto de Morcilla de Requena con Manzana y Piñones
Ensalada Templada de Langostinos con Vinagreta de Cebollino
Opiniones de La Cigrona
OPINIONES
21

Muy bueno, calidad-precio excelente, tres comensales, dos adultos y una niña. Prescindimos de la carta y nos dejamos llevar por el servicio (atento, discreto, profesional), nos decidimos a cenar de tapas mostrandonos una pequeña selección de su gran cocina, tartaletas de ensalada ligeras y frescas, saquilos de salmón ahumado con queso y nueces, fantásticas croquetas caseras de bacalao, otras de merluza y lubina sublimes, y como no las de pollo de corral, estas con mermelada de tomate y las de pescado con una suave romanescu, michirones; por poner un pero les faltaba un pelín de cocción y quizas de consistencia a la salsa, unos calamares fresquísimos com mayonesa negra espectaculares. El vino también sugerido por la sala fué un acierto y muy bien servido, de Toledo, franco y con buen cuerpo, no recuerdo el nombre. De postre tarta de queso casera de verdad y espuma de yogurt con frutos rojos. Café y agua. Pagamos 22€ por persona. Repetiremos, la próxima vez a mediodía para pobrar alguno de sus arroces. Se agradece el valenciano.

Fui con mi mujer un sábado por la noche. Habíamos visto buenos comentarios del restaurante y decidimos probarlo.
Fue un grata sorpresa. Platos muy bien presentados, abundante comida y rapidez en el servicio. Salimos completamente satisfechos.
No se pasan con los precios de las bebidas que no son vino y no es lo normal en otros sitios.
Volveremos seguro. El único problema es aparcar por la zona.

Cena con la Penya La Verema. Local bastante funcional y mesas con buena separación. El menú rico y abundante, bastante clásico, cocina de mercado con bastantes guiños a la gastronomía local, en la que me gustó especialmente un entrante, la fusión de las "mangoguilles" de bacalao con romesco... De segundo elegí un lomito de corvina asado sobre lecho de verduritas salteadas con soja y jengibre... de nuevo fusión aunque estaba muy rico el peso de la soja y el jengibre muy escaso... Casi lo mejor el postre, con un excelente helado de arroz con leche y "arrop i tallaetes". Servicio del vino correcto, el vino iba incluido en el menú.... aunque como es habitual algunos miembros de la penya aportaron botellas... Copas correctas. Servicio atento e informal. Pan "artesano" que estaba rico...

Con motivo de la cata de la Peña La Verema, acudimos a este restaurante en el que ya había estado pero con negocios anteriores y siempre me había gustado el remozado que se hizo de este bajo del barrio del Carmen.
El menú pactado consistió en:
Tomate valenciano con miga de bacalao. Bastante bueno, sencillito, bacalao de calidad media y buen tomate con un buen AOVE. A mí estos platos de producto, cuando el producto es bueno, me parecen una forma perfecta de empezar.
Jamón ibérico al corte con almendras fritas. Bueno el jamón, poco más que comentar.
Croquetas de bacalao de la casa con salsa romescu. Un plato que si no se hace bien te puede pasar una mala pasada, sin embargo están muy conseguidas, al igual que la salsa romescu, un pelín suave, pero entiendo que tampoco se le quiere dar extremado protagonismo sobre las croquetas.
Revuelto de habitas baby, ajetes y rojos, otro plato de mínima intervención pero muy conseguido.
De plato principal escogí una corvina asada con una verduritas salteadas con soja y jengibre. Este plato no solo es generoso en ración, sino que está en su punto perfecto. El braseado exterior le da ese sabor y textura tan característicos y el centro casi crudo todo el sabor del pescado. Muy bueno.
De postre tomé una espuma de yogur con fruta fresca, el más ligero de los postres, pues la verdad es que nos pegamos un buen atracón, pero me quedó un hueco para darle una cucharada al plato de Paco Higón, que pidió un helado de arroz con leche con arrop y tallaetes, un postre típico valenciano. De nuevo un buen postre.
El menú que escogimos incluía vino, aunque prácticamente no lo bebimos, pues llevamos vinos para la cata, pero como el precio lo incluye, lo detallo para que conste.
El servicio del vino fue bueno, con unas buenas copas y cubitera cuando la solicitamos.
En definitiva, un restaurante que nos gustó.

Tras decidir cenar por el casco histórico hizo efecto en mí el mensaje algo más que subliminal que en la página de inicio de Verema anunciaba y recomendaba este local durante bastante tiempo.

Se anunciaba en su web con una gran gama de ofertas (cocina tradicional valenciana, coctelería, gin-club, afterwork, pinchos, menús…) que intenta abarcar muchos segmentos. Desde mi punto de vista tantos, que me hizo dudar y casi me echo atrás. Finalmente venció la curiosidad a mi maltrecho sentido común.

Reserva previa, al final llenaron casi media sala aproximadamente. Sala mediana alargada, con buena distribución y correcta separación de mesas. Tonos blancos y crudos combinados con negros, paredes lisas con alguna incrustación de piedra original conservada del edificio, ambiente con cierta calidez y cuadros de diferentes estilos que no logré entender como encajaban en el conjunto. Mesas con faldones beis y mantel blanco, sillas cómodas. Cristalería, vajilla y cubiertos correctos.

Mientras esperamos la comanda una copa de cava (Anna Brut Nature 3€) y una cerveza Heineken (la nueva bebida de James Bond) de barril.

Al centro a compartir:

Ensalada Templada de Langostinos con Vinagreta de Cebollino. Buena combinación de verduras presentadas en timbal perfectamente ejecutadas con textura muy acertada. Se acompañaban de cuatro langostinos medianos con sabor, un pelín pasados de plancha, sin objeción por mi parte y que quedaban un paso atrás respecto a las verduras (adjunto foto)

Revuelto de Morcilla de Requena con Piñones y Manzana Granny Smith. A bordo de un fino crujiente montaba el revuelto con la morcilla deshecha, de sabor característico, conjugada con los taquitos de manzana que no desentonaba y abundantes piñones. Como anillo al dedo, para mi gusto, le iba un pan chapatita negro de pasas y nueces que previamente nos habían servido (adjunto foto)

Entrecot a la Brasa. Servido al punto como se solicitó y ya trinchadito, carne tierna sin desperdicio y buen sabor, en una pieza de tamaño acorde al precio (14€). Se acompañaba de una patata con acertado toque de horno.

No tomamos postre. Nos obsequiaron con un Heladito de Cazalla, original e inesperado, lo que siempre hace aumentar las sensaciones agradables.

En cuanto a las bebidas, mi mujer continuó la corriente iniciada por 007 , yo una copa de verdejo Rueda llamado Siete Siete y un tinto Nuvinia. Ambos pasaron desapercibidos, sobre todo el segundo.

Café solo muy bueno.

Además del pan comentado, en el mismo servicio (1,5€), incluía un bollito blanco tierno con miga blanda.

El servicio fue profesional y cercano. Se agradecen consejos a la hora de hacer la comanda como el descartar algún plato, al menos inicialmente, por sospecha de excesiva cantidad.

En general, de lo que probamos, la materia prima es correcta y la cocina le da un plus quedando un buen resultado final. Las raciones son cumplidas y la variedad en carta es amplia por lo que quizá para sacar una conclusión más objetiva habría que volver para probar otros platos. No lo descarto… si 007 no se interpone en mi camino.

  • Revuelto de Morcilla de Requena con Manzana y Piñones

    Revuelto de Morcilla de Requena con Manzana y Piñones

  • Ensalada Templada de Langostinos con Vinagreta de Cebollino

    Ensalada Templada de Langostinos con Vinagreta de Cebollino

Cena de compañeros de trabajo, menú concertado con anterioridad, mientras esperamos a que vayan llegando, tomamos en barra unos pinchos exquisitos, acompañados por unas copas de cava brut, el menú muy bien presentado y con mucha calidad, el servicio, el ambiente espectacular. Al finalizar nos obsequiaron con un coctel la Cigrona. Repetimos seguro.

Un restaurante que nos ha sorprendido gratamente. Nos habían hablado unos amigos de este restaurante y el pasado sábado nos decidimos.
Sala con unas veinte mesas, de las cuales cuando llegamos nosotros solo quedaban dos libres ¿buena señal? , mesas bien vestidas, vajilla, cubertería bien distribuidas, cristalería muy aceptable.
El señor que nos acompaño a la mesa nos ofreció mientras decidíamos una copa de cava, vermut…, que acompañaron con un aperitivo obsequio de la casa. Carta bastante amplia, unos treinta entrantes entre fríos y calientes, ensaladas, arroces, carnes, pescados, postres. A esto se añaden unas sugerencias reflejadas en la misma carta más alguna que nos dijeron de palabra.
Carta de vinos (unas 60 – 70 ref.), no muy conocidos, aunque los vinos que nos recomendaron fueron muy acertados, precios muy asequibles.
Se echan en falta restaurantes de estas características, gente muy profesional y con oficio.

Buen restaurante, lo recomiendo. Servicio atento y buen ambiente. El menú calidad/precio es inmejorable, sabores sorprendentes, platos abundantes (tuvimos problemas para terminar los postres). Unos Gin Tónics para finalizar, amplia variedad de ginebras y tónicas premium.

Nuestra visita fue un viernes noche a raíz de una promoción de Groupon. El menú (29€ los 2) incluía dos entrantes a elegir para compartir y un plato principal por persona, además de dos copas de tinto DO Valle del Cinca. Elegimos la tempura de verduras de temporada con salsa de soja y jenjibre, revuelto de morcilla de Requena con manzana y piñones y de principales, bacalao confitado con crema de berenjena y ajo asado y timbal de cordero a baja temperatura con salsa de membrillo. En general, bien, buena presentación y buena cantidad en los platos. En particular, muy bueno el revuelto de morcilla en el punto justo de sabor y de cocción, y flojo el bacalao, una pieza poco agradecida con sabor y calidad inferior al esperado.
En cuanto a los postres, no incluidos en el menú, nuestra impresión fue que había una excesiva cantidad de helados (sobre unos 5€) y se echaban en falta algunos postres más elaborados y más esperables en un restaurante de corte tradicional.
Le echamos un vistazo a la carta en la que destacan los arroces. Sinceramente, me quedé con ganas de probar un arroz. La carta, en general, me pareció que tenia unos precios aceptables, salvedad de los postres que me parecieron altos para tratarse principalmente de helados.
En conclusión, restaurante nuevo con buena pinta en el que se puede comer (disponen de menú a mediodía) y cenar bien en el barrio del Carmen por un precio honrado. A destacar, la amabilidad y simpatía del personal, se nota que aunque el restaurante es nuevo tienen experiencia en la hostelería.

El pasado sábado paseando por “ciutat vella”, afortunadamente acabamos cenando en restaurante la Cigrona -con una carta muy valenciana- digo afortunadamente por que todo fue casi perfecto. De la decoración destacan los arcos de piedra antigua que emergen de las paredes, creando un ambiente relajado. Comenzamos con un detalle de la casa (pintxo de lubina marinada con romesco) que acompañamos con una botella de Germanor de 750 c.c. (cerveza artesanal valenciana) para los cuatro. Seguimos con jamón ibérico (buena calidad y cortado a cuchillo), unas “mandonguilles” de bacalao (perfecta textura), unas cocas de harina de maíz con “titaina” y cebolla con anchoa y por último una ensalada templada con langostinos (espectacular; no dejeis de pedirla si visitais el lugar). Los segundos fueron un estupendo “all i pebre” (ojo sentidito), paletilla de cordero al horno con manteca, una sardinada típicamente valenciana (se agradecen platos como este- nostálgicos y sencillos) y por último un par de huevos de corral fritos con patatas y tartufo. De la carta de vinos (poco comercial, es decir con vinos poco conocidos pero interesantes) de unas 60 referencias, elegimos una garnacha de Calatayud, Honoro Vera 2010, estaba rico. Servicio del vino correcto, buena cristaleria, mesas bien vestidas y servicio atento pero sin empalagar (se agradece), se nota que el personal de sala es del oficio. La comida muy buena y bien presentada. De postre probamos una crema de naranja y de sus helados caseros, uno que nos llamó la atención, hecho a base de arroz con leche con “arrop i tallaetes”, muy grato de tomar. Terminamos con dos cafés y un irlandés (que me recordó los tomados en Evening – perfecto), con los cafés nos pusieron unas pastas y unos diminutos porrones con mistela como detalle final. Muy recomendable. Volveremos con refuerzos.

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