Excelencias de la cocina valenciana con algunos toques de autor, bravo!

Gratas experiencias anteriores me llevaron a seleccionar nuevamente los servicios culinarios de este restaurante para resolver una papeleta, digamos, que complicada...
Tenía que atender esta semana pasada a cuatro amigos pilotos de dos compañías aéreas, una británica y otra alemana (por no hacer publicidad), que venían ya de unos días de vacaciones en Alicante y las terminaban aquí en Valencia, desde donde tomaban diversos vuelos.
Dispuesto a regalarles (también a mi, claro) con los primores de nuestra cocina valenciana, llamé la víspera al restaurante y su responsable me dio el mejor de los consejos ya al hacer la reserva: prescindir de la consabida paella o de arroces marineros (tan ricos, pero muy seguidos ya en Alicante), y proponerles a nuestros exigentes huéspedes algo diferente.
En concreto, se me orientó al realizar la propia reserva seleccionar como plato central del menú "La Cigrona" un MAGNIFICO arroz meloso de pato... Y la opción sólo puedo calificarla de diana absoluta.
Nuestros comensales anglo/alemanes se chuparon los dedos con ese arroz regio, que además fue servido primero en plato y, luego en golpe de efecto, se nos dispuso en el centro de la mesa un "timbal" o caldero repleto de más contenido, que nuestros amigos foráneos atacaron sin cuartel, como así mismo yo hice.

En el referido menú antecedían unos entrantes bien surtidos, entre los que quiero destacar unas muy caseras albóndigas de bacalao (alabadas sean in aeternum nuestras tan patrias "mandonguilles de abaecho"), unas muy finas croquetas de pollo (con un leve matiz dulce que encontré muy original) y, desde luego, un regio entrante de esgarraet.
Este último entrante, además tenía una presentación a la vista muy elaborada, además de ser en cantidad generoso. Su disposición y gusto certifica para mi la marca propia de este local, la restauración de nuestra cocina tradicional con un toque más refinado de autor y una selección exigente de la materia prima.
Nuestros exigentes huéspedes --y yo mismo-- pudimos rematar nuestra placentera experiencia con un surtido de postres, cortados en cuadros muy cómodos en una bandeja oblonga en centro de mesa, del que destacaríamos unos tacos de pudding muy, muy bueno, ¿o era un singular tocino de cielo?, flan de café y tarta de chocolate, entre otros.

Como en el capítulo de vinos mi ignorancia es total, y nuestros huéspedes nórdicos son de otra cultura (cerveza y bebidas espirituosas), me dejé aconsejar y el experimentado Ximo nos distribuyó en copa un vino blanco que acompañó bien nuestras delicias culinarias valentinas.

Por último, debo agradecer que se sirviesen entrates y principal a cronómetro muy ajustado, pues nuestros huéspeder debían estar indefectiblemente en Manises a las 16.30 horas y el arroz se sirvió muy bien encadenado con los antecedentes entrantes.

"Last but not least", considero la relación calidad/precio inmejorable, para 5 personas el total del menú La Cigrona de 25 euros ascendió, con los extras, las aludidas copas de vino blanco, más cafés y agua, a 150 euros exactos, en muy pequeña, por tanto, desviación.

Agradezco al personal de La Cigrona que me pudiese marcar un gran tanto con nuestros huéspedes, que además de muy complacidos, pudieron llegar, pese a su tiempo tan tasado, a Manises con margen holgado de tiempo y llevándose a los aires un grato recuerdo, también culinario, de nuestra ciudad, ¡¡gracias"

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