Precioso restaurante ubicado en la carretera entre Albarracín y Tramacastilla, ojo que como te descuides te pasas.
Nada más dejar la carretera principal, un camino te adentra en plena naturaleza, donde se ubica el edificio que alberga la hospedería y el restaurante. El paisaje me resultaba muy familiar, ya que se parece mucho a la vega de mi pueblo, chopos, frutales...
Sin duda un gran lugar donde pasar un fin de semana pensando en pequeñas excursiones por la zona y homenajes gastronómicos. Nos comentan que la hospedería es muy utilizada también por cazadores de toda España que acuden durante la época de la berrea, en la que nos encontrabamos.
La comida:
Opte por el menú gourmet.
APERITIVO: CREMA DE QUESO DE ALBARRACÍN, PUNTILLA DE ANCHOA, REINETA Y LAGRIMAS DE TUBER MELANOSPORUN ( TRUFA DE OTOÑO-INVIERNO ESPAÑOLA)
TAMBOR DE GUACAMOLE EN BRUNOISE, AJO BLANCO Y CARPACCIO DE PULPO
CORAZONES DE ALCACHOFA SALTEADOS CON JABUGO Y ATRAVESADOS POR ORO MICUIT
FLOR DE HOJAS CON ZAMBURIÑA BRASEADA SOBRE GRATEN DE VERDURAS Y QUESO ALBARRACIN
COCOCHAS DE BACALAO REVUELTAS CON HUEVO , PATATA Y SETAS
MAGRET JUGOSO DE PATO SOBRE COMPOTA DE REINETA TRAMACASTILLA Y FRUTOS ROJOS
SORBETE DE FRAMBUESA , LAMINAS DE FRESÓN Y CREMA HELADA DE FRUTA DE LA PASIÓN
CAFE EN TEXTURAS.
Se trata de un menú donde destaca el producto, aunque con ese toque creativo, realmente sorprendente teniendo en cuenta el entorno. Destacable la utilización de mucha materia prima de la zona, nos comentaban como gustan de usar en la medida de lo posible la verdura y hortaliza de temporada, cultivada en huertos de la zona, así como los productos artesanos propios de las localidades cercanas, queso, miel... Los platos de alto nivel, distinguiéndose perfectamente los ingredientes y complementándose entre ellos. Me encantaron las cocochas de bacalao.
El vino:
Buena carta con precios desde asequibles hasta imposibles, en cualquier caso sin problema para encontrar algo que nos acompañe o bien dejarnos asesorar por el encargado de la sala. Al final tomé Allende 2005, aconsejado, intentando tomar un vino con cierta acidez que nos dejara cierto margen de maniobra con los platos. Buen coperío y servicio, con envinado previo.
La comida terminó con unos petit fours y unos excelentes cafés de Etiopia y Jamaica.
Menú gourmet 45€, vino 22€, agua de litro 3,5€ y 3€ de cada café.