Casa do Arco

Es la casa más emblématica de Laxe. Los edificios permanecen, los restauradores pasan. Es lo que ha debido ocurrir aquí, ya que me comentaron que "con los otros dueños...".
Veamos. De entrada la atención correcta, el servicio del vino adecuado (nada que ver con el mencionado Tira do Cordel, de Finisterre). El llamado "salpicón de marisco" no es más que el fois de los dioses del monte Pindo. Algo exquisito. Un pastel de medallones de langosta argamasado con pura crema de centolla que hay que tomarlo con devoción. El pescado (rodaballo y mero) en su exacto punto,regados con un Monterrey, Quinta do Buble, que he de decir, añora a su antiguo propietario.
La crema de limón mejorable. El consabido chupito de gracia.
Resumen; comida excelente. Calidad-Precio aceptable.

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