En el caso antiguo de la ciudad de Zamora (conjunto histórico artístico desde 1973) se encuentra este restaurante ubicado en un edifico modernista (el antiguo Casino), a pie de la calle Santa Clara, calle que es el alma de la ciudad. No en vano se ha escrito que “si usted es de los que tardan menos de diez minutos en atravesar Santa Clara (algo menos de 500 metros), no es nadie, en la sociedad de dicha ciudad.
En el portal (que tiene señoría como es de esperar en tales edificios) se puede leer la carta del restaurante y se accede a la sala (que está en la primera planta) por amplias escaleras, acomodándose en un salón acogedor, de techos altos con cristaleras y vistas a la calle descrita y a una plaza.
La cocina la regenta el equipo de La Oronja, que aunque se denomina como cocina de temporada y creativa, en esta ocasión nos elaboró el menú típico de la cocina zamorana, a un grupito de comensales con motivo de la celebración de la Aguedas y San Antón y la presentación de los vinos genéricos de la D.O. Arribes que acompañaron a la cena (blanco Malvasía joven 2011 y crianza Juan García 2009), el día 03-02-12.
Antes de describir los platos, dos apuntes:
- No he comentado la comida con anterioridad, pues había perdido mis notas.
- La cocina no es una casualidad, pues he comido otras veces en este local y en la Oronja.
El menú fue el siguiente:
Sopita tamizada de ajo al perfume de lechazo: Con un caldo suave elaborado con el cuello y rabo de lechazo se realizo la sopa de ajo zamorana de siempre, acompañada de láminas de pan tostado y la propia carne. El resultado agradable y sorprendente: fina y delicada textura, sutileza en la percepción de sus aromas y sabores.
La Sanantonada de habones sanabreses al modo de un capuchino: Sanantonada tradicional, con buenos habones en su punto perfecto de cocción y su compango, presentado en un pucherete de barro, donde se recubría con espuma del capuchino, realizada con una emulsión aireada de patata y tocino.
Bollo coscarón con encerradito de patata y yema a la miel con polvo de torreznos: La presentación de dos productos zamoranos de la matanza, (como son los chicharrones y los torreznos) se logró de forma original y distinta con un ravioli de yema con una fina pasta de patata, su bollo coscoron con miel y con los torreznos espolvoreados por encima. Sabor a autenticidad, sin cargar ni cansar.
El típico ajoarriero de bacalao y el no tan típico pero igual en esencia: Procurando el contraste dos enfoques con los mismos ingredientes de siempre, se presentó un ajoarriero tradicional (con bacalao, pimiento, ajo y aceite) y el de la casa, un sorbete de pimiento asado con un bacalao confitado en aceite de oliva, un pilpil fluido y chips de ajos.
El cuchifrito tradicional de estas fechas con ajillo en su jugo: Sobre una base elaborada con los huesos del cochinillo, con ajo frito y vinagre de vino de pueblo, se elaboró una salsa-base donde se deposito el cochifrito salteado al estilo de las abuelas.
Las castañas con anises de las Aguedas sobre hojaldre y natillas aireadas: Con productos tan de la tierra, como son castañas, las natillas y los hojaldres, se presento este postre, con una estética y disposición de postre degustación acompañándolo con una reducción de tinta de Toro y membrillo.
La elaboración como se ha podido leer, especial y no era menos su presentación. Si tuviera que destacar un plato por encima de los demás, me resultaría difícil, todos sorprendentes, en sabor y presentación.
Con motivo de la presentación de los vinos, no aprecié, su carta de los mismos, pero si puedo afirmar que el ritmo de copas y cambio de las mismas fue adecuado. Así mismo fue el ritmo de servicio de platos.
No puntuaré por tanto el servicio de vinos, ni el precio, que fue muy, pero que muy ajustado, pero que entiendo que no puede ser un reflejo, al ser una grupito con menú concertado. Pero si creo que el comentario nos puede valer en cuanto a entorno y cocina.
El local tiene señorio y la comida ya ves.
A ver cuando coincidimos en Cantabria o en Zamora.
Como privilegiada asistente a tal "banquetazo" no puedo más que suscribir y reafirmar tus comentarios. Me consta que Ricardo se lo curró con mucho cariño buscando las antiguas recetas entre las abuelas para reinventarlas a su bola con éxito. Y me consta que su equipo de sala estuvo muy por encima de cualquier altura ( Gracias Conchi, una vez más). Con lugares como este, da gloria....
Como asistente a tan especial cena, afirmo y declaro que Gabriel ha descrito muy bién como se dasarrolló la excelente, magnífica y pantacruélica cena; tan contentos quedamos que al día siguiente estabamos desayunando a las 10,30 de la mañana una tortilla de patatas recién hecha, un zumo de naranja recién exprimido y unas magnificas pastas zamoranas. Saludos de un aficionado a Zamora.
El local solo le vi por fuera, pero tiene su señorío. Coincidir es solo un problema de agenda que tenemos que resolver. Saludos
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