Hacia muchisimos años que no iba por aqui y decidimos tomar unas gambas al ajillo de aperitivo.
El local rancio a mas no poder pero eso le da el encanto. Las gambas las preparan en el momento y a nosotros nos dejaron la cazuela en la lumbre durante un largo tiempo lo que supuso que las gambas estaban duras y pasadas a mas no poder. Lo mejor el aceite con el ajo mojando el bollito de pan que ponen ( y cobran a 0,80 ¡¡) .
Para beber dos vermut de grifo Lacuesta bien servidos y bien cobrados tambien ( a 2,40).
Las gambitas a 10,90 € ( tela marinera).
Total que 16,30 euros nos costo el aperitivo.
Aviso: si os apetecen gambas al ajillo no vayais alli.

Hace mes y medio estuvimos unos amigos de fin de semana por la capi y recorriendo todo el centro .
La primera impresión fue que prácticamente todos que andábamos por ahí en plan de consumo éramos de fuera (tanto de provincias como extranjeros .
La segunda impresión que es normal por que es carísimo en relación con otros lugares y es para ir muy de vez en vez.
Entonces fuimos por las zonas mas típicas y caimos en el abuelo entre otros. Mi opinión de l local es que tiene su encanto del Madrid antiguo y me gusto . La comida pedimos una cazuelita de gambas al ajillo muy buenas y con la plancha a la vista del publico .
En cuanto a la bebida pedimos vino , tenia vino de la casa con la etiqueta del abuelo ,en un vaso de chato que iba de acuerdo con los años del local ,fui a echar un sorbo y era dulce y caliente ,malo (ese para la mujer que le gustó) ,yo me tiré una caña (bueno caña aquí es un corto o zurito )
Resumiendo las gambas y el ambiente bueno en cuanto a la bebida un cero . Ninguna cultura de vino ,no solo ahí en casi todos estos sitios tan turísticos de Madrid .
Tal vez si comparamos col la CALLE LAUREL les damos un repaso en todo ,calidad , servicio y mucho mas barato.

En un comentario en una de las reseñas anteriores, dije que no conocía este local. Sí que lo conocía pero no lo recordaba; de esos sitios a los que me solía llevar mi padre allá por los 60s a comer gambas y luego las típicas bravas en otro emblemático y cercano bar de Madrid.

Para allá me fui con mi mujer a tomar unas raciones; pero dado que no había sitio para sentarnos, nos señalaron el diminuto anexo que hay justo enfrente y que si dispone de alguna mesita baja. Tuvimos suerte de poder sentarnos y empezamos a pedir, pero no todo lo que hubiéramos deseado puesto que en el citado anexo solo sirven gambas en sus diferentes versiones (no entiendo el porqué si pueden cruzar la calle las cazuelitas de gambas hirviendo pero no un plato de bravas).

Para compartir los dos:

- 12 gambas blancas a la plancha (19.90€): Si que podemos decir que bien planchaditas y con la carne delicada y jugosa, pero el tamaño dejaba bastante que desear para esos precios (medianitas tirando a pequeñas). Según estábamos esperando, ya estábamos pensando en la posibilidad de repetir. Frustración cuando las presentaron.

- Cazuelita de gambas al ajillo (10.90€): Mucho mejor el aceitito con sus ajitos y guindillitas que las ridículas por su tamaño y escasas gambillas (las de las fotos adjuntas no fueron las mías). Perplejidad.

- Croquetas de gambas (8.30€): 1/2 docena de unidades crujientitas por fuera y muy cremosas por dentro con claro sabor a crustáceo pero sin ningún trocito de marisco que masticar (algo que echo en falta en una croqueta como ya he comentado en otros momentos).

Para beber, tomamos un par de vermouths (2.40€) servidos con muchísimo hielo y un par de cañas no muy bien tiradas (2.90€). En ambos casos, bastante rácanos con el servicio teniendo en cuenta los precios.

Pagamos 50.90€ que dudo mucho que lo vuelva a hacer en este local. Quizás haya sido el efecto navidades pero desde luego que no lo vale. A propósito, sirven la cazuelita de gambas con dos bollitos de pan rústico que no pides y que cobran a 0.60€ por unidad.

Nota 1: El precio indicado es lo que costaría compartir entre dos una docena de gambas blancas, sus gambas al ajillo y sus croquetas, sin bebidas.

Nota 2: Que perdonen los foreros anteriores pues he podido tener mala suerte ese día, pero se me ha caído un sitio emblemático de Madrid para siempre.

A caballo entre el barrio de Sol y de Las letras, están ubicadas las dos pintorescas tabernas de la Casa del Abuelo I y el anexo. La primera, la de la calle victoria n°12, con más de 100 años de existencia, exactamente 114, tiene el encanto decadente de su época, no hay mesas, solo una barra y unas pocas mesitas altas con el sitio justo para poner la bebida y la tapa correspondiente y con el suelo salpicado de restos de servilletas de papel.

El establecimiento, con una carta muy corta, está especializado en tapas y raciones de gambas y langostinos de Huelva y Melilla.

Llegamos al lugar a eso de las 20h, y esperando que abriesen a las 20h30 el anexo de victoria 9, situado justo delante, para poder degustar sentados en una de las 4 o 5 mesas de mármol que lo componen, los excelentes productos del mar cocinados en victoria 12 y que te sirven atravesando la calle, decidimos para hacer agradable la espera compartir unas excelentes croquetas de gambas rojas, crujientes por fuera y melosas por dentro, con unas cañas de cerveza.

En el anexo, compartimos entre tres una ración de 18 unidades de Gambas blancas de Huelva a la plancha con sal maldon Excelente producto fresco en su perfecto punto de cocción. Para repetir y repetir.
Siguieron 6 unidades de Banderillas de langostinos con mojo también muy buenas, pero si tuviésemos que elegir entre los dos platos, unánimemente nos quedaríamos con el primero.
Para beber tomamos 2 copas de vino de Rueda y una botella de agua mineral.

La cuenta ascendió a 17,90 €/persona. Buena RCP. Pienso que para los amantes del picoteo en un ambiente autentico, es una visita obligada y lo será también para nosotros cuando volvamos a Madrid, que ahora nos cae un poco mas cerca que antes gracias al AVE directo con Montpellier.

La imagen que se me viene a la cabeza al pensar en La Casa del Abuelo, es una alfombra color marisco cocido, (más o menos el color de la Peña Los Restauranteros), una alfombra compuesta de cascaras de gamba blanca que cubría por entero el suelo del Bar.

La Casa del Abuelo es otro de los iconos en mis escapadas madrileñas, en las que no podían faltar unas gambas a la plancha o al ajillo en El Abuelo.

Afortunadamente y a diferencia de otros de la zona, el Abuelo ha sabido salvaguardad su identidad y sigue tal y como lo recuerdo desde hace años, una delicia ver cómo te preparan las gambas bien a la plancha o al ajillo, a la vista del público donde lo han hecho toda la vida.