Una nueva ocasión para comer en el Camarote, local con muy pocas mesas y donde hay que reservar con suficiente antelación para asegurarte una de ellas.

Como siempre la exposición de pescado y marisco que presenta Tomás en la barra entra por los ojos, no hay carta, no hay precio pero os aseguro que ninguna de las veces que he estado y son bastantes me he sentido engañado con el precio. El precio está acorde con la calidad que ofrece.

Empezamos compartiendo una generosa ración de esqueixada de bacalao de excelente calidad, y un muy buen pan con tomate, seguimos con calamarcitos a la plancha muy frescos y con una excelente cocción, pan sin tomate para acompañarlos.

Una lubina a la plancha con un excelente punto de cocción que Tomás nos presentó entera y nos la sirvió emplatada y desespinada.

Clos del Fòssils, un chardonnay del Penedés maridó perfectamente con la comida.

Dos buenos cafés

Chupitos de orujo de hierbas a discreción por cortesia de Tomás

Se cumplen cinco años desde mi último comentario sobre este restaurante a pesar que en este lapsus de tiempo he estado en varias ocasiones.
Tomás y Montse continúan atendiendo con devoción a las pocas mesas que hay en el local que llena a diario debido al pescado y marisco fresquísimo que ofrecen. Montse domina la plancha con gran maestria consiguiendo una cocción perfecta de cada una de las piezas que por ella pasan.
Una excepcional esqueixada de bacalao sólo con aceite de oliva y un poco de tomate rallado dio paso al resto de entrantes que fueron tres ostras, camarones y berberechos al vapor de medida xxl. Seguimos con una lubina a la plancha que Tomás nos presentó en una bandeja y nos la sirvió perfectamente desespinada.
Un chardonnay de la D.O. Penedés, Clos dels Fòssils acompañó la comida. El servicio consistió en apertura y primer llenado de las copas
Dos cafés y chupitos de orujo blanco y de hierbas a discreción invitación de la casa.
Imprescindible repetir de vez en cuando

Experiencia de gastronomía Mediterránea de primera, excelentes insumos, bien preparados sobretodo los mariscos y pescados, merece la pena dejarse aconsejar, eso si no te saldrá nada barato.

Solo aceite virgen de oliva y producto de primerísima calidad es lo que utiliza Tomás para ofrecer a sus clientes, y que simplemente con la plancha transforma el marisco y el pescado en auténtico manjar.
Local situado justo enfrente de la feria de Barcelona con apenas 10 mesas y que a la entrada dispone de un mostrador donde expone los frutos del mar que ha traído del mercado.
Tomamos un pica pica consistente en una excelente esqueixada de bacalao unas sabrosísimas gambas rojas, navajas y calamarcitos con el aliño de un buen aceite de oliva.
El segundo un rodaballo para dos que nos sirvió totalmente desespinado y acompañado con unas patatas hervidas, fresco, fresquísimo y en el punto de cocción adecuado.
Todo ello regado con dos botellas de Palacio de Bornos, un verdejo muy fresco.
Los postres dos tipos distintos de tartas caseras, flojas muy flojas.
Cuatro cafés y chupìtos de orujo a discreción