Aterrizados en Bilbao por segunda vez este año y con ilusión de reencontrarnos con los foreros de la zona, más alguno que de forma casual pasaba unos días de vacaciones, quedamos a comer en el bistro que hay en la caseta de Puppy.
Me gustaría hacer mención al aperitivo previo que disfrutamos en Bodega Urbana, invitados por el amigo Gastiola, quien a pesar de ser geográficamente alavés se mueve en la capital bizkaina como pez en el agua. Nos explicaron el concepto y la filosofía de esta empresa tan atractiva. Les deseo éxito, pues la iniciativa e innovación siempre debe ser bienvenida sobre todo cuando hay sólidas bases que la sostienen.
El amigo Oscar nos esperaba a la entrada junto a un par de foreros a los que aún no habíamos puesto cara, el enoloco Limonero y el gran Obiwan Ferran & family. Un verdadero placer poderlos conocer y compartir mesa. Tras los saludos y presentaciones entramos al local cuyo aspecto está bien definido en comentarios previos. Aforo casi completo.
Unas aceitunitas de vicio para pensar la elección sobre las opciones que incluía el menú. La mía fue la siguiente:
Raviolis de Hongos y Setas con Lascas de Jamón Ibérico. Delicada cobertura que albergaba una explosión de sabor en su interior con una textura, en su conjunto, muy lograda. Finura.
Bacalao Confitado sobre Perlas de Tapioca con Jugo de Marisco y Pilpil. Buena impresión visual, descansando el bacalao sobre la cama de perlas de color miel. En boca corrección en cuanto al producto pero sin sorpresa ni magia especial. Las perlas las encontré gustosas pero sin ligazón con el bacalao. Falto.
Bizcocho Esponjoso de Chocolate con Mousse de Café y Helado. Me incliné por este postre en vista de que gran parte de la mesa se iba a por la torrija, y creo que acerté. No porque la torrija no tuviera nivel sino porque esta esponja de chocolate estaba increíble, con el fondo de café y la cremosidad del helado el resultado era magnífico. Acierto pleno!
Para beber agua y vino, en concreto Botani 2011 D.O. Sierras de Málaga, Allende 2009 D.O. Rioja y Perre Bourée Borgougne 2009. Los tres, cada uno en su segmento, me gustaron, sobre todo el segundo. La reflexión de Gastiola acerca de los vinos que incluye el menú me parece muy acertada.
Muy buen café acompañando unos Petit Fours muy ricos y disputados completaron el homenaje.
Servicio joven y dispuesto.
En resumen, buena experiencia gastronómica pero superada con creces por la experiencia humana que resulta el convivir unas horas con gente que comparte el gusto por comer y beber. Este nexo de unión inicial, finalmente no deja de ser una excusa para volver a quedar alrededor de una mesa en cuanto las circunstancias son propicias para ello. Porque, lo realmente importante es lo que pasa en medio, la oportunidad de conocer a gente y percatarte de que valores como la humildad y generosidad existen y no están tan en desuso como, a veces, te hacen creer los telediarios. Porque lo realmente importante es disfrutar… y bien que lo hicimos. Al final, como Puppy quería entrar tuvimos que pagar e irnos, que con unas dimensiones como las que tiene este perrito… tonterías las justas!