En un entorno paradisiaco, junto al mar, en una zona de Denia conocida como “Les Rotes”, se encuentra este restaurante. Próximo al conocido Pegolí.
Pese a que tiene un menú dirigido, preferimos comer a la carta. Entrantes tradicionales de la zona y diversos arroces la componen. Nos decantamos por unos erizos, pulpo seco y calamares, como plato principal un arroz negro.
Los erizos una delicia, el camarero ante nuestras preguntas, nos explica que no son de Denia, ya que han acabado prácticamente con ellos, actualmente son gallegos o franceses¿?. Los calamares romana son prescindibles, pese a que la fritura es correcta tienen un gustillo “abuñuelado” que enmascara el sabor del calamar y su conjunto. El pulpo seco es la estrella, obligatorio probarlo, ellos mismos los secan.
El arroz negro estaba bueno, sin pretensiones; por aspecto y comportamiento diría que es un bomba.
La carta de vinos pese a que es extensa, no sorprende en absoluto, las marcas tradicionales, de las bodegas tradicionales y de las DO tradicionales. Degustación en el servicio de vino.
Pobre presentación de los platos. Mise en place inexistente. Servicio atento y rápido.
Al restaurante le hace falta un cambio estético interior en profundidad, el hecho de estar en un enclave privilegiado no justifica el pobre aspecto que presenta.