El plena forma

Buena experiencia en AL PASEO, restaurante situado subiendo el Paseo de la Habana, pasado el Bernabéu. El restaurante es un precioso chalet decorado en tonos claros, luminoso, con una magnífica terraza climatizada. Lleva ya bastante años funcionando y es un restaurante de cocina de mercado, en el que se trabaja un magnífico producto, y que nunca defrauda. Sábado noche, ambientazo, restaurante lleno, gente bien de mediana edad y algunas mesas de grupos. Hacía tiempo que no venía por aquí y parece que han actualizado la carta. Siguen teniendo las exquisitas gambas de Huelva y la lubina salvaje a la sal, pero ahora también se pueden comer cosas como una excelente hamburguesa y se pueden pedir medias raciones de casi todo. 2 adultos y una peque. Nos apetecía toda la carta, de momento para la cría pedimos la hamburguesa y nosotros nos pusimos en manos de Eladio, el maître, con la única condición de probar varias cosas, que no fuesen muy pesadas, y todo a compartir. Comimos chanquetes con huevo de corral, la fritura perfectamente ejecutada, sin nada de grasa y con un rebozado ligerísimo. Mezclados con el huevo resultan suculentos, nos hubiéramos comido otras dos raciones más. También, unas alcachofas al horno, sabrosas y tiernísimas. Unas zamburiñas al ajillo de sobresaliente, y unas berenjenas laminadas con jamón ibérico y foie, que estaban tan ricas como suena el nombre del plato. Por último, y antes del postre, nos pusieron una tapa de pulpo a la gallega para que no nos fuésemos sin probarlo, también excepcional, nos comimos hasta la patata cocida. La cría dio buena cuenta de su hamburguesa, de carne de buey wagyu, que vino con unas finas láminas de tocino ibérico por encima y acompañada de patatas soufflé y ensalada. Como broche final un brownie calentado al horno al momento, con helado de vainilla y chocolate derretido por encima. Carta de vinos extensa (presentada en un i-pad), con predominio de Riojas y Riberas. Por recomendación de Eladio bebimos un tinto crianza de Ribera de Duero, Viña Solorca, que no conocíamos y nos encantó. Rematamos con un Gin Tonic de G’Vine con Fever a compartir. Copas y cubertería de categoría, servilletas y manteles de hilo. Servicio afable y profesional. Con todo, salimos a unos 40 euros por cabeza. Extraordinaria relación calidad-precio. Pocas veces he podido decir en un restaurante que me han gustado absolutamente todos los platos. Totalmente recomendable, un negocio en plena forma y que puede dar mucho que hablar.

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