Un gran descubrimiento, fue por casualidad y al final una grata sorpresa

Un gran descubrimiento, fue por casualidad y al final una grata sorpresa.
Una vistas impecables, delante mismo del mar. Recomiendo ir un día soleado en invierno y uno va viendo los cambios de luz... qué paz!
La comida impecable, hoy en día cuesta encontrar un restaurante de un hotel de playa donde se coma tan bien, comí una merluza con ajos tiernos que todavía la recuerdo. El servicio muy amable. La carta de vinos está bien, correcta.
Repetiré y si puedo pasaré un fin de semana tranquilo en pareja.

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