Tengo que reconocer que se trata de un lugar especial, uno de esos restaurantes con personalidad y cierto encanto. Aunque hay muchos así . El trato de las camareras excepcional , la presentación de los platos, muy correcta. Profesionales 100x100. La carta de vinos algo cortita pero aceptable ... En general una muy buena opción pero.....estoy cansada ya de ver como cada vez más y más establecimientos como este niegan el trabajo de buenos profesionales y prefieren contratar a chicas ( algunas muy buenas profesionales y otras no tanto ) como una estrategia comercial más. Más por sus " atributos femeninos" que por sus aptitudes. Es un restaurante sexista y este dato he podido contrastarlo con clientes asiduos y con personal del establecimiento además de con chicos que jamás pudieron entrar a trabajar en su plantilla por no tener " un físico que vende" como el de las camareras. Este modo de hacer las cosas redunda en comportamientos machistas que dejan en muy mal papel a las mujeres ( este establecimiento esta regentado por manos de mujer) de nada sirve un buen servicio si existe discriminación por sexo. LAMENTABLE . Mi opinión es ... Que pasaría si fuera al revés?? Si las mujeres aún mejor preparadas con titulaciones y mejor curriculums se quedarán en la puerta tan sólo por ser mujeres? Yo soy mujer y no puedo aceptar estas cosas. Igualdad real ya.
Restaurante campestre
Encantador restaurante ubicado en la planta baja de una casa de labranza rehabilitada de la localidad de Escota, pequeña aldea perdida en la bella comarca alavesa de los Valles Occidentales. El local es muy frecuentado por cazadores, montañeros, seteros y excursionistas, así como por cualquiera que aprecie una cocina casera, contundente y sin contemplaciones. Los fines de semana es imprescindible reservar. Nada más acceder al restaurante nos encontramos con una acogedora sala en la que se ubica la barra de la taberna, que dispone de mesas, por si queremos comer en plan informal (cuentan con pinchos y raciones), y una chimenea baja de leña. La decoración es de tipo rústico, pero sin caer en el tipismo trasnochado, con tonos crema y tierra en sus paredes y elementos decorativos que hacen que el local sea muy atractivo. Para comidas a la carta disponen de un pequeño comedor en una sala adyacente.
Disponen de varios menús y de una carta. Elegimos el Menú de Trufa (28€+IVA), que ofrecían por celebrarse en la comarca el Día de la Trufa.
- Crema de patata con perrechicos y lascas de trufa
- Revuelto de manos de cerdo trufadas
- Rape con emulsión de aceite de trufa
- Carrilleras de ternera al vino tinto con crema de trufa
- Croquetas de chocolate trufado
Todo estaba bueno, pero sin despertar admiración. Posiblemente hubiésemos quedado más satisfechos eligiendo de su carta alguno de sus platos más afamados, como los puerros rellenos, las alubias pintas con sacramentos, el faisán o el guiso de jabalí (otra vez será).
Su carta de vinos es reducidísima (poco más de una docena), centrada en riojas y a precios comedidos. Tomamos un Remelluri Reserva 2006, que nos decantaron y sirvieron en copas decentes.
Servicio cercano y amable.