Acceso por el llamado “patio de los notarios”. En el primer piso de una finca con rancio abolengo, principesca, con un empaque tremendo. Un marco realmente destacable.
La decoración intenta romper un poco la posible seriedad del ambiente, vía cuadros modernos.
Es indudable que se trata del restaurante de moda en Valencia. Un miércoles mediodía y estaba "hasta arriba".
Optamos por la opción más simple, la de diario, el "Menú Ejecutivo”. Por 25€ iva incluído, sin vino, tienes para elegir un primero, un segundo y un postre entre cuatro opciones de cada.
Yo tomé:
• Coca de dacsa con pisto y cremoso de bacalao. Agradable, sabrosa.
• Raya encebollada. Raya, sobre un desengrasante fondo de cebolla.
• Crema de albahaca con helado de melocotón. El helado no estaba malo, la crema insulsa y natosa.
Carta de vinos de media dimensión y trato discreto de los mismos. Tomamos un riberita de muy buena RCP, Valtravieso.
El servicio, correcto, pero andaba pelín desbordado.
En resumen una comida en un entorno privilegiado que, aunque me satisfizo, no alcanzó las expectativas que tenía depositadas en lo puramente gastronómico. No dejó de ser un menú del día con cierta gracia, nada nuevo bajo el cielo.
Prometo volver una noche, degustar el menú largo, y si mejora mi percepción colgar nueva valoración.