Correcto, sin más

Este restaurante tiene una cosa buena y cosa mala, y lo peor es que es la misma: la ubicación.
Al estar tan céntrico y en una de las calles más transitadas por turistas, peca de la confianza de tener la clientela asegurada. Mi sensación es que no se cuidan los detalles porque "no hay necesidad", al menos a corto plazo.
Optamos por el menú buffet en el que ofrecen una serie de platos por un precio fijo y, al ser 5 personas nos dio para probar bastantes cosas.
Las raciones son muy escasas, por lo que tuvimos que pedir que doblaran algunos platos para poder probarlo todos. Los platos de fritura, tipo los rollitos, no están mal en cuanto a cantidad de aceite (una cruz que acompaña a muchos de estos restaurantes asiáticos), pero las presentaciones no son muy buenas. Un par de platos llegaron bastante quemados y tuvimos que dejarlos sin probar. El sushi de pescado, otro de los grandes alicientes de estos restaurantes, es calidad más bien pobre. Los pescados no estaban muy logrados, la mayoría por congelación excesiva o incorrecta (ojo, el pescado crudo se debe congelar siempre para acabar con el anisakis, lo que critico negativamente es el cómo se congeló), el sashimi de salmón con cristales de hielo, el atún se había deshidratado... Los califonia maki y los temakis vegetales muy ricos. El pato crujiente también nos gustó bastante, aunque lo esperábamos como el pato Pekin con las tortas.
Carta de vinos sencilla donde, de nuevo, prevalecen los tintos que son difícilmente maridables con esta cocina y copas muy mejorables, aunque creo que este local no está destinado a los amantes del vino.
Correcto sin más, pero no creo que vuelva, al menos en una larga temporada.