Que Miquel Ruiz, ubicado desde hace año y medio en su nuevo “Baret” en pleno centro de Denia, es un hombre distinto, feliz y que realiza su cocina con la libertad de quien no tiene ni los pesos ni las ataduras de las guías, se comprueba al sentirse cómplice desde el minuto uno de sentarse en la mesa de su establecimiento y dejarse llevar por el torrente de inteligencia que desprende éste magnifico creador de mediterraneidades.
¿Quieres Paly Fodd? Pues dos gestos y deja las olivas rellenas de vermouth o los bombones de atún colgados con pinzas. ¿Quieres las nuevas tendencias del mundo de las pizzas, tipo Alajmo?, ahí tienes ese panecillo al vapor con una hermosa ensalada y elementos marinos.
Sabores de la tradición en la sopa de lentejas y erizo de mar, con una galleta de gambas y bleda. O las alcachofas con pescado azul, o el alioli sobre pan.
Cocina sin las apreturas de querer situarse en la cima de las guías. Aquí basta con llenar todos los días, pagar una cifra que oscila los 25/35€ y bebe vinos que hablan geografías cercanas. Un concepto que va más allá de la moda tramposa de los gastrobares, neotabernas y otras puñetas que se apuntan a la moda de la supervivencia.
En un antiguo bar, cocina abierta y servicio con sonrisa verdadero en el rostro. Todo traído del cercano mercado, fresco, vivo, y la técnica y el conocimiento desbordante de éste viajero de cocinas puesto al servicio del cliente. Pero no un cliente con aires de juez en páginas gastronómicas, sino cliente vecino, cliente de Denia, y los lunes visita de la hostelería cercana o lejana, que con los ojos abiertos viene a ver la felicidad de Miquel Ruiz y familia hecha cocina, con bromas, con profundidad, como si se tratara del discurso de un viejo pescador que senado a la orilla del mar nos cuenta los viajes de Ulises, que no son otros que sus viajes. Vengan a ver éste espectáculo. No hay nada igual. Ni parecido.