Restaurante Pinch-Arte en Madrid
Restaurante Pinch-Arte
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
35,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
42 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Opiniones de Pinch-Arte
OPINIONES
2

Después de nuestro último comentario y después de haber tenido la oportunidad de haberlo visitado más veces, creemos que se hacía necesario otra reseña más que recogiera lo que creemos es una buena oferta en el panorama gastronómico madrileño. Transcurrido un tiempo más que prudencial donde hemos notado una mayor madurez en la oferta y un mayor asentamiento a todos los niveles.

Poco añadir a la descripción del establecimiento, excepto que a la diversidad de espacio que ya existía, se añade ahora en estas fechas una terraza interior con una carta de tapas y platillos ad hoc<7 consiguiendo añadir otro ambiente muy atractivo para complementar los que ya había.

Sirva la última visita como base a este comentario, aunque como ya hemos dicho anteriormente, notamos una clara línea ascendente en todos los sentidos.

Comida de tipo profesional, aunque algo más relajada que en otras situaciones similares.
Cuatro personas, mesa redonda, amplia, con suficiente separación entre el resto como para mantener una conversación sin tener que levantar mucho la voz. Nivel acústico muy confortable, comodidad en general.
También notamos una inquietud por las renovaciones continuas de platos, cambio de carta, salidas y entradas de recetas…conformando una oferta divertida, fresca, atrevida.

En el día de ayer optamos por una opción de menú degustación en el que la parte del vino fue negociada con el responsable de sala, para realizar una comida de lo más agradable y satisfactoria.

Gyozas de col y carne: Servidas en los típicos recipientes chinos/japos con un toque de salsa de soja para potenciarlas el sabor.

Tartar de atún: En este caso no llevaba mucho aliño, un poco de aguacate para acompañar y unos filamentos de cayena. Estaba bueno pero para mi gusto, los trozos un poco grandes. Es cuestión de eso, de gustos.

Taco de urta con puré de guisantes: Para mí, el plato de la comida. Espléndido trozo de un pescado, jugoso, carnoso, abundante. Muy bien tanto por la preparación como por recordarnos de algunos de los productos del mar tan olvidados en nuestras mesas. Bien hecho, sobre una cama de un puré de guisantes que aportaba un aspecto cromático de lo más vistoso.
Para todos estos platos , tomamos un buen albariño Valtea servido en buenas copas y a buena temperatura. A razón de dos copas por cabeza.

Continuamos con un Trozo de carne de vacuno de trabajo: Hecha al punto pedido, acompañado por unas patatas”machacadas” con unas guindillas frescas fritas. Nada que objetar. Plato a la altura del buen nivel general mostrado en la comida.

Para este plato optamos por un buen crianza de Rioja, abriendo y terminando la botella.

Terminamos con un Ganaché de chocolate belga con escamas de sal y frutos rojos: Muy elegante y poco empalagoso.

Rematamos con unos cafés.

A destacar el buen servicio de mesa, ofreciendo tres clases de pan cada vez que se terminaba.
En total el precio total de todo esto, ascendió a 140€.

Consideramos una gran RCP.

Absolutamente recomendable.

Resaltar que el local ahora, ha pasado a llamarse Velázquez 128 aunque la gerencia y la cocina, siguen siendo las mismas.

Con motivo de la visita de un buen amigo de Bilbao , junto con el factor de su cercanía y que estuviera abierto los lunes por la noche decidimos acudir a éste establecimiento . Pese a estar ubicado en una zona bastante céntrica de Madrid no tenía ninguna reseña en esta página.

El establecimiento consta de dos espacios bien diferenciados: En la parte de abajo tiene una carácter más informal con una barra bien surtida de pinchos elaborados. Este espacio lo conforman mesas altas y banquetas y tenía una buena ocupación para tratarse de un lunes noche.

En el fondo unas escaleras pasan a dar a un pequeño “lounge” muy agradable para luego llegar a lo que es el propio salón. Espacio amplio, decorado con buen criterio, mesas separadas, muy bien vestidas. El conjunto crea una buena atmósfera para predisponerte a pasar un buen rato. A pesar de estar en una mesa tres personas en todo el salón, nunca tuvimos sensación de estar desangelados. A parte de la iluminación y la decoración el trato recibido por parte del personal también contribuyó a la sensación de bien estar.

Una vez acomodados los tres comensales, pasamos a estudiar las cartas respectivas.
Optamos por compartir unos entrantes, para luego elegir un principal ( que volveríamos a compartir):

Taquito de pulpo sobre patata chafada
Cazuelita de marmitako
Ensalada de tomate Raff, cebolleta y ventresca de bonito
Ensaladilla rusa con un carabinero

Emplatados individualmente los dos primeros . El marmitako bien trabado, presentado con un toque original, contó con el visto bueno de todos (incluido el de nuestro amigo, auténtico especialista en este plato).
En el resto de los entrantes, destacar la presentación de la ensaladilla (en forma de bloque rectangular) coronada por una carabinero. Cortada en trozos que se sentían en la boca alejadas de aquellas ensaladillas que se asemejan a un puré. La ensalada de tomate , sin estar mala, fue lo que menos sorprendió.

Como platos principales optamos por éstos:

Tartar de atún con aguacate y germinados: Picado en trozos gruesos. No se le podía reprochar nada, excepto un poquito más de” plomo” en el aliño.
Merluza de Celeiro: Un buen trozo de lomo de merluza, blanquísima, muy bien hecha de cocción con una gran textura
Tataki de atún rojo:Dos trozos de atún en forma cuadrada, marcados por fuera y crudos por dentro pero sin filetear (¿Tataki?) con una salsa de soja. Buen producto , buen sabor.

Como digo, la atención fue muy buena, el ritmo de los platos inmejorable, trato muy equilibrado. Para reconocer este apartado bonificaré la nota del entorno. Lo contrario, me parecería algo injusto.

En cuanto al servicio del vino, mis compañeros de mesa optaron por un magnum de Sánchez Carrascal crianza del 2009 y ésto es lo que tiene la democracia… Ni siquiera ví la carta de vinos pero el trato que le dieron fue notable: buenas copas Schott, decantación , prueba inicial, rellenado continuo, posibilidad de probar otras referencias…

Vajilla, cubertería y manteles de primer nivel.

Cerramos la cena con tres Gin Tonic sin extras de Saphire blanca con tónica básica de Schweppes.

La cuenta ascendió a 151€.

Y recordando a unos de los dichos de Aurelio G-M: “ En las distancias cortas es donde un hombre se la juega”.


Volvería otra vez.

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