Aprovechamos la paga doble de noviembre para visitar el famoso Drolma. Ambiente selecto aunque frio. Los detalles se cuidan con esmero y rigor: platos, copas, servicio... Carta de vinos acorde con el local. Pero el conjunto no convence a causa del (oh sorpresa) precio. Cenamos a la carta, con un Guitián Godello F.B. y salimos a 180 EUR p/persona. Excesivos. Recordaré pero con entusiamoo uno de los aperitivos: sopa de poulard con trufa blanca (Dioses!). El carro de quesos también merece un punto y aparte. En fin, cruz y ralla y a por otra cosa... este año por el Fabes.
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