Recientemente hicimos una visita a Xátiva y aprovechamos para comer en este hotel, que se haya en un marco precioso.
Dispone de una terraza amplia, aunque el día que estuvimos, a pesar de estar soleado y una temperatura ideal, no quisieron servirnos fuera. El servicio deja bastante que desear; por lo menos por parte del jefe de sala (o así lo acreditaba el "pin" en su uniforme) extranjero de pelo cano, que dista mucho de estar a la altura de lo que se espera de un hotel de 4 estrellas...
Una vez en la mesa, los platos buenos. Un carpaccio de gamba con aceite de carabineros y hueva de trucha. Bien. Unos langostinos empanados y fritos, con una salsa de romescu. A todo esto, de aperitivo nos sirvieron unos higaditos de rape exquisitos.
Con los platos fuertes, muy bueno el rape; perfectamente podría haber sido para dos comensales. Hecho en su punto, con la guarnición de patatas panadera y un refrito. Sencillo pero muy bueno.
Algo más elaborado el cochinillo. Deshuesado y con la piel crujiente. Sobre una salsa perfumada con anis y romero y una guarnición de manzana asada.
De postre unas peras al vino, con una crema de arroz con leche. Muy bueno también.
Regado con un cavita, coto d'arcis.
El balance, positivo, aunque se echó en falta servicio profesional.