Acudimos con unos muy buenos amigos, animados por sus buenas experiencias en este restaurante que pertenece a un magnífico hotel de la capital de La Costera.
Pese al calor reinante de esa noche, en la terraza parecía haber un microclima muy agradable, bajo la luz de las velas y rodeados de vegetación. Nos esperaba una mesa bien dispuesta, con un anexo para servicio, y unas cómodas sillas. Buena distancia entre comensales. Todo prometía en un ambiente exclusivo y casi idílico. Pero tras asentarnos, tras la alegría de la ubicación…llegaron las esperas. Tras insistir, por fin tomaron nota de las bebidas de aperitivo (cuatro Martinis rossos, no nos atrevimos a pedirlos Dry) , luego la espera de las carta. Llegó el servicio de pan, y pese a disponer de 3 o 4 tipos a elegir de pan, a 2 de los comensales les preguntaron preferencias y a las otras 2, se les puso sin preguntas el que consideraron sin preguntar. Cata de aceite a unos comensales en un recipiente "ad hoc" y a otros en el plato. Pero bueno, estábamos empezando…
Respecto a la carta, cocina de corte clásico pero con atractivos guiños a los productos locales, señalar que nos pareció acertada y con buenos precios. Las sugerencias del día se ponen en una hoja anexa y señalando los precios, vamos como debería ser para evitar sorpresas en la cuenta.
Decidimos tomar croquetas (normales), almejas (muy buenas) y entre los platos señalar la pluma ibérica con reducción de hervero, excelente. El resto de platos nos parecieron más que correctos así como los postres.
Respecto al vino, disponen de una carta suficiente, con buenas referencias y a buen precio. Decidimos iniciar la cena con un cava pinot noir de Dominio de la Vega, temperatura y servicio impecable. Para los platos principales, un Vetus 2007 (francamente bueno), cambio de copas a unas adecuadas para este tinto de carácter, apertura del vino, al igual que del cava delante de nosotros, cata y muestra del mismo. Parecía que el servicio mejoraba con el transcurso de la cena, así que siempre es mejor acabar "in crecendo". Para los postres PX, cafés, tes y unas copas de hervero.
Como conclusión, señalar que se trata de un sitio precioso, muy cuidado y agradable, con una cocina que no está nada mal, y con un servicio que puede hacerlo muy bien como denotó el servicio del vino. Correcta RCP. Recomendable.

Recientemente hicimos una visita a Xátiva y aprovechamos para comer en este hotel, que se haya en un marco precioso.
Dispone de una terraza amplia, aunque el día que estuvimos, a pesar de estar soleado y una temperatura ideal, no quisieron servirnos fuera. El servicio deja bastante que desear; por lo menos por parte del jefe de sala (o así lo acreditaba el "pin" en su uniforme) extranjero de pelo cano, que dista mucho de estar a la altura de lo que se espera de un hotel de 4 estrellas...
Una vez en la mesa, los platos buenos. Un carpaccio de gamba con aceite de carabineros y hueva de trucha. Bien. Unos langostinos empanados y fritos, con una salsa de romescu. A todo esto, de aperitivo nos sirvieron unos higaditos de rape exquisitos.
Con los platos fuertes, muy bueno el rape; perfectamente podría haber sido para dos comensales. Hecho en su punto, con la guarnición de patatas panadera y un refrito. Sencillo pero muy bueno.
Algo más elaborado el cochinillo. Deshuesado y con la piel crujiente. Sobre una salsa perfumada con anis y romero y una guarnición de manzana asada.
De postre unas peras al vino, con una crema de arroz con leche. Muy bueno también.
Regado con un cavita, coto d'arcis.
El balance, positivo, aunque se echó en falta servicio profesional.