Fast food hecha slow food

Y que xapata, vive dios, y es que me lo vendió -alquien de absoluta confianza- como uno de los mejores bocadillos que se había comido en su vida, y si no es uno de los mejores de la mía, poco le debe faltar...

El local, muy bien situado, y adecuadamente decorado, moderno, permite comerte un bocadillo en barra con total comodidad. Personal agradable y eficiente, quizás los tiempos un poco lentos, o sólamente nos lo parecieron porque al ir con una niña pequeña, hubiésemos preferido un poco más de celeridad, también es cierto que en parte fue culpa nuestra por no avisar, y es que al final, nos fuimos a casi las dos horas para comernos un bocadillo.

Buena carta de vinos, diferente, amplia para tratarse de una bocatería, cuenta con Vila como proveedor, puede parecer un pelín hinchada (vinos + 10€ aproximádamente), pero si tenemos en cuenta que entre otros dettales las copas son Spiegelau, la cosa queda en admisible, nosotros optamos por un Finca Nueva Tempranillo 2008 de Miguel Angel de Gregorio a 15€ IVA incluído.

En cuanto a la oferta gastronómica, estamos ante una bocatería de corte moderno, pero entremezclando productos tradicionales, modernos, catalanes e internadcionales. Nos decantamos por la absolutamente sensacional Xapata Sagás, peor sólo por la recomendación, porque por ingredientes no lo hubiese hecho en la vida, peor que acaban armonizando y equilibrándose de una forma magistral (tocineta, alcaparras, higos, rúcula, queso fresco de La Quar, olivada y vinagreta de “carquinyolis”), en serio, es para probarla y juzgar. Aunque 10 € es un precio respetable para un bocadillo, los pagué bien a gusto. Completamos con una de las ofertas foráneas, un Bánh Mì vietnamita elaborado con porchetta -cochinillo asado que lo tienen expuesto, bastante espectaular por cierto-, nabo, zanahoria, jengibre, cilantro, salsa Sriracha y pasta de cacahuete, con entrebaguette artesana, y que nos dejó bastante indiferentes aun estando bueno, o quizás fueron los 12€. Y por último para la niña, ya un frankfurt con distintas cebollas, donde ya sí los 8 € que valía desentonaban un poco. Para acompañar, unas patatas rubias, que pensaba sacarían a la vez, y lo hicieron por delante de los bocadillos. Buena oferta de salsas gourmet para acompañar. Resultado en todo caso óptimo, y con ganas de repetir y probar el bocadillo de rabo de toro guisado, por cierto.

Total 52€ de dos personas y una personita, incluyendo una caña al entrar y un aperitivo por cuenta de la casa.

Para más información: http://www.sagaspagesosicuiners.com/

Reserva gestionada a través de verema, sin ningún problema.

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