Una gratísima sorpresa...

Sí... nuestra primera visita a este restaurante fue una gratísima sorpresa por varias razones, entre otras porque:

1. Iba con cierta desconfianza... no me pregunten por qué... ni yo lo sé... pero quería probarlo.

2. El día elegido para probarlo: para cenar en Nochevieja (no creo que, en principio, una cena de Nochevieja permita que el restaurante y el restaurador ofrezcan lo mejor de ellos, pues en este tipo de eventos suelen primar otros aspectos que se alejan del meramente culinario).

Pero a lo largo de la noche todas estas reticencias se disiparon...

No voy a hablar del local y su ubicación, pues creo que la crítica anterior ya habla de ello... Sólo añadiré que a mí el local acabó gustándome bastante, quizá porque lo esperaba menos acogedor (había visto algunas fotos que, en mi opinión, no le hacen justicia)... A mejorar la iluminación de algunas mesas (no la nuestra, que estaba muy bien). A nosotros nos gusta comer con la mesa iluminada.

Como es de suponer, no había carta, sino un menú cerrado de Nochevieja, y el precio era también cerrado: 85€ por persona, bebidas, cafés, uvas e IVA incluidos.

Al poco de llegar, nos ofrecieron los consabidos snacks, y empezaron a servir el vino por petición nuestra (no queríamos tomar apertivos alcohólicos).

El menú consistió en:

- Dos apertivos: consomé de caza en 2 texturas (correcto) y tartar de gamo con cebolla roja encurtida (excelente, para tomarse un plato).

-A continuación llegó uno de los dos primeros de la noche, y lo que fue una de las mejores sorpresas: crema de nécoras con txangurro aliñado y crujiente: absolutamente delicioso, una crema delicada y llena de matices en la que el juego de texturas desempeña el papel principal... un alarde de sabor y técnica.

-El segundo primero fue un falso risotto (o sea, pasta en lugar de arroz) de boletus y foie asado: Buen sabor... y basta (en mi opinión, ganaría si fuera un verdadero risotto).

Los segundos fueron:

-Como pescado, un rodaballo con moluscos, calabaza y aire de mar... Un gran plato en el que me hubiera gustado encontrar algún juego de texturas más evidente... Pero sin duda volvería a repetirlo.
-Y en el apartado carne, otra gratísima sorpresa (que no sería la última de la noche): cochinillo en larga cocción, con gnocchi y jugo de trufa: "parfait!"... A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Y la que sería la última grata sorpresa de la noche, el postre ("Chocolate, turrón y caramelo"), cuyo nombre puede sonar a una banal ennumeración de productos, pero que constituía una combinación excelente de sabores y texturas que tardaré en olvidar (y eso que yo no soy de dulces, y aún menos de chocolate).

Los vinos fueron:
Blanco: un Ribeiro... Cunqueiro III Milenio.
Tinto: un Rioja... Viña Ardanza Res. 2001.
Champagne Monopole Brut de Heidsieck.

En cuanto al servicio y la atención, la noche también fue una sorpresa... Es de destacar cómo supieron ir encajando el "ritmo" del servicio en las distintas mesas para que todos termináramos prácticamente al unísono... Sin prisas, pero sin largas pausas, la velada se fue desarrollando, y tras las uvas me tomé un gin tonic, perfectamente preparado (como a mí me gusta y les pedí)...

En fin, feliz por poder incluir otro buen restaurante al que acudir en nuestros viajes a Madrid...

Nota: 181€ (gin tonic de Gin Mare incluido)... pero téngase en cuenta que se trataba de un menú especial para la noche de Fin de Año.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar