Restaurante Restaurante Los Canteros en Mingorría
Restaurante Los Canteros
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
33,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Lunes, Festivos, de 14 de junio al 30 de junio
Nota de cata PRECIO MEDIO:
39 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.0
Comida COMIDA
9.3
Precio medio entorno ENTORNO
6.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Lomo Alto de Ternera de Ávila - 'Chuletón'
Cabrito al horno de leña
Puchero de Judías del Barco a la leña
Opiniones de Restaurante Los Canteros
OPINIONES
2

Escapada relámpago a Ávila con la parienta para despejarnos un poco de los calores madrileños, a pasar la noche del Viernes y a conocer la ciudad el Sábado por la mañana; dado que las mejores valoraciones de restaurantes en Verema van más encaminadas a locales de comida de corte creativo y mi intención era apretarme un buen chuletón, me decido a echar un vistazo en una página de la competencia, con el resultado que detallo a continuación...

Ambiente:
El restaurante está ubicado en Mingorría, una pequeña población situada a unos 10min de Ávila en coche; cuenta con buen acceso desde la carretera y es un caserón de pueblo que cuenta con un amplio aparcamiento. La terraza (donde reservé) es una mesa que te montan sobre la marcha en dicho aparcamiento. La primera impresión es mala, para qué nos vamos a engañar. Se nos acomoda y, viendo el percal, solicito echar un vistazo al comedor interior para valorar cenar dentro. Dado que está desierto (ni un solo cliente un Viernes a las 22:00h), decidimos quedarnos en la terraza en la que, aparte de poder fumar, por lo menos
estábamos acompañados por una parejita de italianos despistados que asumo acabarían aquí guiados por las valoraciones de la misma web en la que encontré yo este sitio. Ya a la hora de los licores tuvimos la suerte de poder "disfrutar" del griterío y las correrías de los rapaces del pueblo, que andaban por ahí viviendo la vida loca del estío abulense.

Comida:
Nos dan la carta pero vamos a piñón fijo a por el chuletón de la casa del que tantas bondades he leído. Nos sirven la bebida (agua y una copa de un sorprendentemente bueno vino de la casa -abulense- servido en copas cutres) y el aperitivo (unas ricas tostas con riñoncitos al Jerez). A continuación nos invitan a pasar dentro del local para charlar con el chef y proceder al corte de nuestra pieza de carne. Bien. A ello vamos. En una barra bien surtida de útiles de carnicería tras la que se sitúa la monumental parrilla, nos recibe el cocinero para mostrarnos la carne (vaca vieja abulense con un madurado de 40 días) y asesorarnos acerca de las cantidades a pedir y la guarnición de acompañamiento. Pedimos 1 kilo para los 2, y según mete el cuchillo ya veo que se le ha ido la mano: 1,300 gramos de chuletón y vagas disculpas acerca de que el hueso, el intercostal y blablabla. Ya está cortado así que habrá que apechugar, pero resulta curioso comprobar que este tipo de fallos siempre son tirando por lo alto, nunca por lo bajo. La guarnición elegida son patatas panaderas y tomatitos cherry a la parrilla.

Viendo lo visto, desestimamos pedir entrantes y volvemos fuera a esperar; ya está anocheciendo y nuestro camarero nos pone una velita para alumbrar en la medida de lo posible el desolado aparcamiento. Las farolas no se encienden por el tema mosquitos, según nos comenta. Apuro un segundo vino y nos sacan unas lascas de jamón ibérico para amenizar la espera. La carne llega pasados unos 20 minutos y el tamaño de la fuente impone. Se presenta el chuletón troceado en bandeja de barro y, aparte y en platos individuales la guarnición de patatas y tomate. La vajilla es la del Ikea que tiene en casa mi madre (verídico). Empezamos el papeo, y no nos vamos a engañar, la carne está cojonuda. Tierna, perfecta de punto (poco hecha) y con un delicioso marcaje sápido de brasa. Está tan rica que conseguimos al fin abstraernos del entorno y dedicarnos a disfrutar. Conseguimos terminar poco más de la mitad del chuletón, la guarnición y un par de trozos de un normalito pan. Rechazamos el postre y pasamos directamente al café; se nos saca además un par de frascas de licor de hierbas y crema de orujo de las que podemos disponer a voluntad.

Servicio:
Nuestro camarero fue impecable desde el minuto 0, pero tras el exceso de corte de carne, se volcó del todo con nosotros (al margen de que fueramos los únicos que quedábamos en el restaurante). Amabilidad, cercanía, aperitivos adicionales para amenizar la espera, disposición para hacernos alguna foto con el chuletón(?!)... en fin, todo genial. Intuyo que se sentirían francamente culpables porque, aparte de la invitación al café y los chupitos, nos regalaron hasta una ración con manitas de cochinillo guisadas para llevarnos a casa (habría preferido que no me cobraran los 300g extra de carne, pero es un detallazo, la verdad).

El total pagado fueron 63 euros: 52 euros de la carne (38 euros el kilo) y 11 euros derivados del resto de conceptos: servicio de pan, 2 copas de vino, 1 botella grande de agua y una coca cola. Café y chupitos invitación de la casa y aparte el regalo del guiso de manitas, que pienso apretarme esta misma noche para cenar. Considero que en circunstancias normales la RCP sería buena, pero dado lo que pasó con nuestra pieza de chuletón, la estimaré aquí como meramente correcta.

- Lo mejor: la carne, que es en última instancia la verdadera razón por la que fuimos a cenar a Los Canteros, y el servicio, amable y generoso de principio a fin.

- Lo peor: que a un experto maestro parrillero se le vaya la mano casi 300g cortando un chuletón (y que sea el cliente quien se deba responsabilizar) y el entorno del restaurante, francamente deficiente. Por último, creerse (Tryp Advisor mediante) que este pueda ser el mejor restaurante de Ávila.

A muy pocos kilómetros de Ávila, a la entrada de Mingorría, se encuentra este impresionante asador, uno los mejores en los que hemos estado.
Típico asador castellano por fuera y por dentro, con la parrilla y el horno de leña en el comedor, lo que hace del local un lugar muy acogedor, a la vez que puedes disfrutar viendo al cocinero como prepara tus platos, desde el corte y el peso de la carne, hasta su cocinado y servicio.
El servicio, amabilísimo, muy atento y cercano, aconsejándonos sobre las cantidades de la carne.
El día era muy muy frío (típico día de Diciembre en Ávila), pero enseguida entramos en calor…
De primero, habíamos reservado un Puchero de Judías del Barco a la leña (estos pucheros son por encargo, ya que se hacen en pucheros de barro al fuego lento de chimenea durante unas 15 horas, según nos explicaron). Podéis ver su carta en su página web para encargar el que os apetezca. Las judías estaban espectaculares, se notaba el tiempo dedicado.
Y de segundo, yo escogí el Cabrito al horno de leña, de sabor exquisito, crujiente; y mi acompañante se decantó por el Lomo Alto de Ternera de Ávila - 'Chuletón' (las carnes a la parrilla son al peso), de excepcional calidad y totalmente en su punto. Ambos platos acompañados de patatas panaderas asadas, también, al horno en cazuela de barro.
Los postres son caseros y, por lo que veíamos, tenían muy buena pinta, pero, como comprenderéis, no pudimos llegar a ellos.
Todo esto, junto con dos cervezas, una botella de vino y un café, por tan sólo 90 € , todo un lujo.
En fin, que resultó una muy agradable comida de invierno.

  • Lomo Alto de Ternera de Ávila - 'Chuletón'

    Lomo Alto de Ternera de Ávila - 'Chuletón'

  • Cabrito al horno de leña

    Cabrito al horno de leña

  • Puchero de Judías del Barco a la leña

    Puchero de Judías del Barco a la leña

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