Paseando en horas de comida buscando presa, decidí bajar a los sótanos del Mercado de Colón y comprobar cómo va resucitando poco a poco con la apertura de nuevos locales. Y quien mejor para encargarse de ello que la restauración.
En ese "desierto" que dejó El Corte Inglés una vez cumplido con el ayuntamiento, lleva mucho ya Manglano, así que de alguna manera quise premiarlo.
Puntuar bien el entorno supongo que irá en función del grado de satisfacción vistas algunas valoraciones, pero no dejas por ello de comer en un pasillo. Seguro que se puede hacer algo. Si además el servicio es algo frío, pues el ir uno sólo aún lo agrava más. Buscas el calor en la copa de vino.
Pedí un par de platos que no son la esencia de esta charcutería gourmet, está claro, pero quise componerme mi propio menú y sacarle rentabilidad. Ver por otra parte cómo pueden ser esos platos que requieren de un mayor montaje más que elaboración.
- Ensalada con lentejas, foie y crujiente de jamón. Presentada en un cuenco pequeño para la cantidad de ésta que hace difícil el volteo si quieres mezclar. Bien combinada, con más trocitos de foie de lo esperado, las lentejas calientes un acierto, y el crujiente de jamón no crujía lo que debía.
- Huevo poché con setas. Bien montado, buena presentación. Pequeñas setas de conserva gourmet, con un fondo de pimiento que ensalzaba el sabor, más cocido que poché el huevo, y unas tostas finas de pan mucho más crujientes que el jamón que también se repetía en este plato.
Para beber, una copa de tinto roble Damana 5. Lo trajeron servido ya en la copa, aunque vi como lo descorchaban.
El ver cómo tenían expuestas las posibilidades de los vinos por copas, al menos el par de tintos que tienen, y el no arremeter su carta y ver el comportamiento real, me hace ser benévolo en este apartado. Porque los 3,60 €. de la copa de un vino que no llega al doble la botella tiene tela.
Igual que en el de la comida, que pese a algunos fallos, no estuvo mal en conjunto. Buena combinación y sabor.
Finalicé con un cortado, bien realizado, y enfilé las escaleras mecánicas no sin antes percatarme de que el par de locales nuevos tienen marcha, cosa que me alegra.