Sigue valiendo
Segunda visita a este restaurante en pocos meses y tras ver la copa Davis desde las 14 hasta las 21,45 horas a una temperatura no superior a 10-11° en el pabellón, y no habiendo reservado en ningún local ante la incertidumbre de la hora de finalización, acudimos a este lugar que nos coincidía de camino, con la idea de más vale lo conocido…..
El local dispone de una pecera en la calle, que fue donde comí la anterior ocasión, un comedor superior y la zona circundante y al fondo de la barra a lo que el responsable del local llama la sidrería.
Nos acomodamos al fondo de este último espacio cuatro personas, en una zona con mesas juntas respecto al vecino, pero sin ser resultar un ambiente muy ruidoso.
Nos decidimos por cuatro platos a compartir que fueron:
Cecina de León con tomate.
Pulpo con patatas tipo a la galleta.
Revuelto de oricios con setas y gambas.
Y merluza a la sidra presentada en pequeñas porciones rebozadas.
Un buen producto, bien tratado y con una buena cantidad en los cuatro platos.
De postres surtido de que sus quesos de Asturias, variados y asimismo un buena cantidad.
La carta de vinos discreta, el servicio del mismo asimismo discreto, y tomamos tres botellas de un vino que encontramos perdido por la carta, como es un gran Colegiata Roble 2006 (tres botellas para cuatro, tras dos botellas de sidra para quitar la sed en un principio, reconozco que es una buena cantidad, pero no olvidéis veníamos de toda la tarde haciendo deporte)
Todo lo descrito ascendió a 36 € por comensal.
Teniendo en cuenta que se trataba de buena materia prima y buenas raciones , el precio se puede decir que es buena.
El servicio voluntarioso y como era de esperar en una sidrería