Más clásico imposible

Restaurante de nivel medio que constituye una de las principales referencias gastronómicas del Médoc. Como el tipo de cocina que ofician, su decoración es de estilo clásico, un tanto trasnochado, la verdad. Acudimos a cenar dos personas, que nos acomodaron en una terraza acristalada, agradable pero con deficiente iluminación para mi gusto. De entre su amplia carta y diversos menús, optamos por el denominado Menu Saveur, que por 45€ permite elegir un entrante, un segundo y un postre. Tomamos lo siguiente:

*Entrantes:
-Fraîcheur de Truffe noire sur Raviole de Truffe blanche et ses médaillons de Homard: se trata de un plato de ravioli relleno de trufa y bogavante sobre una cremita de este último, que resultó muy agradable
-Marbré de Terrine de Foie Gras de Canard mi-cuit, de spéculos et de Mangue Fraîche: deliciosa preparación de foie con mango que fue de lo mejorcito de la cena
*Segundos:
-Noix de St Jacques Plancha, fleurs d’orchidée et de courgette, caramel d’orange: son dos vieiras a la plancha acompañadas de verduritas para rellenar el plato y una vinagreta de naranja. Nos dejó indiferentes
-Filet de Bœuf façon Tournedos glacé au foie gras, Macaron et sauce aux Truffes: bueno el solomillo, tierno y jugoso, así como su salsa, pero el bombón de foie helado sobraba. Las verduritas de acompañamiento, elemento de puro relleno, fueron las mismas que en el plato anterior. La guarnición se completó con una acertada galleta con crema de hongos.
*Postres
-Coulant au Chocolat chaud et son Cœur de Pistache: un coulant rico y bien elaborado
-Pain d’épices poêlé façon Pain Perdu, Gelée d’Airelles au vinaigre de Banyuls: se trataba de una especie de torrija de pan especiado acompañado de diversas gelatinas. Estaba bueno, pero resultaba algo pesado.
Respecto al vino, cuentan con una amplia carta, centrada sobre todo en los burdeos. La pena es que las copas eran de risa, como ocurre en la mayoría de los locales franceses. Antes de pedir el vino, pregunté si tenían otras más decentes, pues de lo contrario beberiamos agua. Nos trajeron otras algo mayores, pero que a duras penas permitían disfrutar del vino. Pedimos una botella de Les Remparts de Ferriere 2005 (46€), el segundo vino de Chateau Ferriere Grand Cru Classé, que no terminó de convencernos.
Por último,el personal de sala resultó muy atento y agradable.

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