Tapeo clásico, de calidad con servicio profesional.

Bar de tapeo de tremendo éxito en la zona. No reservan, siempre debes esperar y siempre hay cola, lo que puede resultar un tanto incomodo, no obstante si la espera no es muy larga, merece la pena.

Local de pequeñas dimensiones, con una pequeña barra entrando a mano izquierda y apenas unas diez mesas en el comedor (tremendamente juntas). También dispone de terraza. Como decoración colección de fotos de los dueños con personajes conocidos, fundamentalmente del fútbol y especialmente del Hércules, también camisetas y otros recuerdos del club local.

La oferta es amplia y variada, donde destacan los mariscos y pescados frescos (gamba roja, cigalas, quisquillas, almejas, nécoras, canaillas, etc.). Su secreto parece ser que está basado en la excelente materia prima que utiliza y la buena manipulación que se hace de la misma. El servicio es atento, dispuesto, muy profesional y además muy numeroso, hasta cinco camareros oficiaban la noche en que fuimos, todos ellos uniformados con la misma camisa.

La carta de vinos es corta y más bien clásica, pero con algunas referencias interesantes. El sobrecargo del precio del vino es moderado. Las copas bastante decentes y la temperatura de servicio correcta.

Fuimos a cenar de picoteo: ensalada de rúcula con queso de cabra, calamar frito a la andaluza, témpura de pimientos, croquetas de jamón ibérico, huevos rotos con patatas, jamón y pimientos de padrón, patatas de río con mojo. Compartimos dos postres entre los seis. Para beber seis cañas de cerveza, tres aguas y dos botellas de un correcto Anta 4. Todo ello por 107.35 euros los seis.