En junio acaba de cumplir su segundo cumpleaños.
Sigue siendo difícil encontrar mesa y hay que andar ligeros pues sin reserva está muy complicado.
Restaurante muy bonito, antiguo almacén de sal, muy acogedor y coqueto tanto para grupos como para ir en pareja.
El espacio entre mesas no es reducido ni las mesas tampoco.
Hemos llamado a media tarde y estaba completo pero tienen una mesa de "emergencias", es una mesa alta, justo la primera, con capacidad para dos parejas. Y resulta que yo, he cenado en ella el 90% de las veces que hemos ido. Es la que más me gusta. Curiosidades de la vida.
Se ve la cocina, se ve como trabajan, uno, que no es muy alto, pues se siente mejor. Está uno más en contacto con todos y con todo.
Como siempre, la carta en un magazine. Una carta con tres tipos de cocina diferente, cocina curiosa, original. Carta estupenda de vinos, de cavas, cervezas. Una impresionante carta de infusiones....
Hoy hemos empezado con un aperitivo en forma de infusión de manzanilla y unas almendras y después un par de sushis muy sabrosos que uno no sabe muy bien como definir exactamente.
De primero una tabla de ahumados, con sardina, salmón y atún, a cada cual mejores pero yo, me quedo con el atún, im-presionante, que sabor, mira que el jamón de guijuelo está rico pero es que.....
Nos hemos pedido luego los champiñones picantes a la brasa que te ofrecen sacarlos menos picantes pero..... qué narices, que piquen.
Buena ración emplatada individualmente, muy ricos, con un alioli por encima, tres unidades para cada uno de buen tamaño.
Continuamos con unas gyozas de manitas de cerdo y vieiras, original plato, sabor intenso. Las vieiras con una carne sabrosa, consistente, ración maja también y así mismo individualmente emplatada.
Los postres de este restaurante son muy diferentes a lo habitual por lo que es mejor no llenarse antes y probarlos.
Encima te dan la oportunidad de pedirlos en medias raciones y es lo que hemos hecho. Primero daifuku de violetas en piña, aceite de oliva y helado de coco. Maravillosa conjunción de sabores, fresquisimo postre.
Para remate, torrija dorada con helado de flan. De rechupete.
Rica la torrija, rico el helado y la mezcla más que rica, co-jonuda.
El pan es otra de las cosas a renombrar. Una cesta con varios tipos a cada cual más ricos. Generalmente antes de empezar a comer, ya ha caido alguno de los trozos.
Para beber hoy nos hemos decantado por un cava privat Alella ecológico. Ha maridado estupendamente con la cena.
Café muy rico y una copita de Px ecológico Piedra Luenga, dulce, que con la torrija casa de película.
El servicio super atento, casi femenino al completo, trabajan con ganas, sin malas caras, sin prisas pero sin pausas.
Aitor, como dice el magazine, el alma del Bascook, siempre atento, saludando en la entrada a todo el que entra y de vez en cuando charlando con más de uno.
En resumidas cuentas, que creo que lo están haciendo muy bien, que incluso han mejorado y que sin pasarse en los precios, han conseguido en estos tiempos que corren, un espacio donde la gente se siente muy a gusto.
Era nuestra..... décima visita? pues volveremos, palabra.