Agradable sorpresa en Toledo

Me citaron en este restaurante para una comida de trabajo y la experiencia fue altamente satisfactoria para mí y para el resto de comensales.

El restaurante son cavas bordeando un aljibe, tiene un ambiente muy agradable para disfrutar de una bonita velada, luz atenuada, fuentes de agua y sobria decoración, no tardaré en ir con motivos más lúdicos y personales porque me pareció muy propicio y adecuado para ello.

Tiene una carta de comida bastante atractiva y variada. La carta de vinos también me pareció muy bien cuidada, con muchas referencias novedosas y abarcando multitud de D.O.

El servicio muy correcto y elegante en la ejecución y puesta en escena.

Precedidos por las preguntas acerca de alergias o intolerancias, pedimos menús degustación, el intermedio de los tres que tienen (45€) y consistía en:
-Una crema de calabacín con crujiente de espárragos como aperitivo.
-Turrón de foie y chocolate. Excelso y original, tanto en presentación con el foie simulando el almendrado del turrón en el chocolate, como en boca, explosiva combinación de sabores mitigada después por los frutos.
-Sopa castellana actualizada. Una bonita presentación con todo el sabor de la tradicional sopa castellana tan agradecida en esta época del año.
-Alcachofas con vieiras. Buena combinación y excelente materia prima, muy yodado y marino.
-Mero con crema de judiones y langostino iberico. Gran combinación de sabores y resalta de nuevo la calidad del pescado.
-Rablé de conejo. No soy mucho de caza pero tengo que reconocer que me agradó bastante, y el arroz que lo acompañaba sabía literalmente a campo.
-Un prepostre que era una versión de un gin-tonic conjugando espumas y granizado. Me gustó para desengrasar.
-Nimbo de natillas. Una espuma de natillas muy lograda en sabor y textura, servida en una copa de cóctel con mango en la base y caramelizada.
-Unos petit para acompañar el café que eran una versión de chocolate con churros, muy curioso también.

Pedimos un Tomás Postigo a 35€, yo no lo conocía y un compañero tenía especial interés en probar este vino del enólogo de Pago de Carraovejas. Y un Melleolus a 47€ el servicio de los mismos muy correcto y a buena temperatura.

Agua, cafés y unos Gin-tonic bastante bien elaborados, el mío de Brockmans con frutos rojos y Boylan tonic. 290€ cuatro personas la verdad es que me pareció buena RCP teniendo en cuenta el ágape y la elaboración de los platos, que ninguno nos dejó indiferente.

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