Cuando alguien sabe lo que hace está claro que da igual si el local es pequeño, grande, recogido, sencillo o más sofisticado y multitudinario, lo hace bien sea donde sea. Michele lo ha demostrado anteriormente en la Santa Companya y en la Lluerna, en ambos casos acompañado, y ahora vuelve a demostrarlo en solitario, en su nuevo restaurante abierto hace ya unos cuantos meses. Yo no había tenido ocasión de volver desde entonces y el cambio se nota. El local resulta más acogedor que al principio, tal vez sea la iluminación o simplemente me lo pareció a mi, pero su sencillez ya no me pareció tan desnuda como la primera vez.
En la cocina también se nota que el tiempo ha proporcionado seguridad a las propuestas que recoge la carta y a la variedad de sugerencias que Michelle ofrece fuera de ella. La carta no es muy extensa pero todo resulta apetecible con lo cual al final resulta difícil elegir.
Eramos cuatro y la cena consistió en Ensalada con cangrejo azul en tempura, pulpo braseado o caramelizado a la llama (disculpa si no recuerdo exactamente el nombre), parmentier de pato con patatas al jengibre, lasaña de sardinas y porrulsada y pan de cereales con roastbeef a la mostaza de Dijon. No sabría decir cual de todas las tapas estaba mejor, tal vez el pulpo, que me pareció el más delicioso que he probado en Valencia. No hubo ni un solo pero, raciones abundantes para tratarse de tapas, los platos salieron cada uno en el momento adecuado y eso que Michele se gestiona él solito la sala, pan a discreción (delicioso) y una atención discreta, amable y super eficiente. Carta de vinos más que correcta donde hay que añadir las sugerencias de Michele. El precio muy, pero que muy ajustado siguiendo la misma política de la Sta Companya y la Lluerna. Servicio y temperatura del vino, correctos.
Bebimos dos botellas de L'inconscient (Priorat) y dos botellas de agua. Para terminar un brownie con helado de vainilla y todo por 22 Euros!
A pesar de que este es un momento difícil para nuevas aventuras gastronómicas, sobretodo cuando hay que competir con tanta oferta y entre ella los nuevos gastrobares de los Chefs consagrados, estoy segura que la ilusión, las ganas, la calidad, imaginación y buen hacer del equipo del Tap les hará distinguirse poco a poco de los demás.
Después de muchos años en Verema es el primer comentario que escribo tras visitar un restaurante, siempre he sido tímida en este tema, pero en este caso creo que la ocasión lo merece y que conste que no tengo participación en el restaurante.
En realidad a mi me pareció de 10 pero si puntúo con arreglo a mi grado de satisfacción sale una puntuación más alta o igual que la del Celler de Can Roca. Está claro que esa es mi experiencia y yo la viví así pero ya sabemos que todos no vamos con la misma predisposición a descubrir novedades o recomendaciones y no quiero que mi puntuación sea un arma de doble filo. Tal vez se podría plantear distinguir los locales de tapas o más informales del resto de restaurantes y así considerar las puntuaciones en función del tipo de establecimiento.
Creo que sin problemas se le puede otorgar un 10 a un lugar de tapas, en relacion a los otros en los que hemos estado de su mismo nivel, al igual que se le otorga a un restaurante.
Por ello es tan importante el texto, es el lector el que deberá diferenciar y entender de que 10 se trata.
Saludos.
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