Algunas de cal y algunas de arena

Dije que repetiríamos, y así lo hicimos.
Reservamos para cenar diez personas el sábado por la noche. Finalmente asistimos nueve comensales media hora tarde. Avisamos con antelación y no hubo problemas.
Nos ofrecieron un par de menús que nos parecieron caros: uno de 25 euros y otro de 30 euros, ambos sin bebida. Tal vez se debiese a que nos cerraban el restaurante para nosotros. También nos pidieron que adelantásemos cinco euros por persona. Finalmente comimos a la carta, no pagamos nada por adelantado y compartimos restaurante con una pareja y una mesa de cinco. Bien.
Pregunté si podía llevar el vino y me informaron que no había problema y que eran tres euros por botella. No tenían cubitera pero me dieron una camisa para la botella que aguantó a duras penas. Bueeeeno.
A pesar de que les dijimos que elegiríamos nosotros, nos tenían preparadas unas sugerencias, que aceptamos a medias. Aquí ya nos mosqueamos, puesto que parecía que les molestaba que mirásemos la única carta que nos facilitaron. La camarera nos dejó el papel donde había apuntado sus sugerencias, uno de los comensales puso el bolígrafo y nos pasamos un buen rato para ponernos de acuerdo. Menos mal que pudimos aclarar las dudas, puesto que la camarera no ayudó en absoluto. Hay que jod...
Empezamos a pedir y no tenían patatas bravas (sigh!), sólo les quedaba una de huevos revueltos con chorizo (otro sigh!) y se les había acabado la mousse de limón (mi mujer se quedó sin postre). Mal.
No cabían los platos en la mesa y teníamos que ir vaciándolos para hacer sitio a la comida y la bebida. Muy mal.
Nos pasamos más de un cuarto de hora entre plato y plato esperando algunos de ellos. Y luego nos traían varios y teníamos que hacer encaje de bolillos para que cupiesen en la mesa. Realmente mal.
Así que tuve que soportar más de hora y media apretujado y soportando malas caras para tomarme unas tapas que no me supieron como en mi anterior visita. Horrible.

En resumen: no volveré a ir en grupo.