Como epílogo a cuatro magníficos días en tierras cántabras, acudimos a comer a este restaurante el día de Año Nuevo. Nuestra intención inicial era comer en la casa de agroturismo donde estábamos alojados, pero al final, por diversas circunstancias, desechamos la idea. La cercanía del Palacio de Mijares al lugar de alojamiento y los comentarios tan positivos vertidos en esta página hicieron que nos decidiéramos a llamar para reservar.

Omito comentarios respecto a sus magníficas instalaciones, que ya han sido suficientemente bien descritas por los compañeros que me preceden.

Por ser las fechas que eran no había carta, ofreciendo a cambio un par de menús. Elegimos el de 50€+IVA, que constaba de 5 platos e incluía el vino y el café. Nos sirvieron lo siguiente:
- Almejas en salsa marinera: correctas. Lo mejor de la comida.
- Ensalada de bacalao: daba la sensación de llevar preparada muchas horas antes y el bacalao no era de calidad.
- Medallones de rape en salsa marinera y langostinos: se trataba de las mismas almejas a la marinera del comienzo, pero acompañadas de unos duros "medallones" de rape.
- Solomillo de buey al foie: carne tierna, pero carente de sabor, acompañada de una crema de hongos, creo recordar, y una especie de gelatina con sabor a foie.
- Brownie de chocolate negro: tenía buen sabor, a pesar de que estaba bastante reseco
El menú iba acompañado de un decente tinto David Moreno crianza 2005.

Por desgracia, se confirmó lo que siempre había oído sobre los menús que habitualmente se preparan en estas fechas en la mayoría de los escasos locales que abren: decepción.
Estoy seguro de que se trata de un local en el que saben hacer bien las cosas, como señalan los dos foreros que me preceden, pero desde luego en esta ocasión ofrecieron una pobre imagen. En restaurantes de cierto nivel, como doy por hecho que es el caso, no es de recibo abrir en estos días si no se va a mantener el mismo nivel de calidad que se ofrece habitualmente.

Para acabar, sería injusto no mencionar que el restaurante está atendido por personal muy profesional y agradable.

Pasaré de definir, los detalles de ubicación y el entorno en general, al haber sido magníficamente reflejado en el comentario emitido por Javier (Jacomur).
Miércoles a la hora de la comida del mediodía, previa reserva, dos comensales nos acercamos a las tres de la tarde.
Comedor con una ocupación de aproximadamente 40-50%, lo cual en mi criterio es un buen porcentaje, dados los tiempos que corren, al menos en está nuestra zona.
Tras hojear la carta, el menú ejecutivo y el menú degustación, no decidimos por este último:
De primero aperitivo de la casa que constaba en un mejillón que tenía una carne con una buena textura y sabía a mar, con una base que ciertamente no puedo decir en qué consistía, pero que le acompañaba de una forma más que digna.
Y el menú constaba de:
Pastel de foié, mango y queso de cabra caramelizado: lograba buena conjunción de los sabores con foié debajo y el queso de cabra encima. Curiosamente no nos ofrecieron las clásicas tostadas por si alguien le apetecía comer el conjunto con las mismas, cosa que por consistencia se podía hacer perfectamente.
Crema de hongos en texturas: presentado en una copa con un rabo quizás excesivamente largo , si alguno de los comensales fuese de baja talla (cosa que no ocurría en esta ocasión). Muy buen sabor, quizás un poquito bajo de temperatura.
Pescado del día a la sal, en esta ocasión correspondió una lubina, presentado sobre esas tan famosas, en estos momentos, placas de pizarra (que tiene por una parte mucha gente que les agrada y por otra, quizás en igual porcentaje, detractores) muy buen punto de la “carne” del pescado. Quizás el mejor plato.
Magro de tarjeta ibérica confitada, setas y vizcaína: a las setas de tipo “shiitake”, que habían sido perfectamente tratadas e incluso con realce del sabor propio, la carne en muy buen punto de elaboración.
De postres:
Brownie Ecuador textura: cumplió.
Sorbete de manzana verde y su coral: eran perceptibles algunos cristales, y por ello fue el único plato que volvió a la cocina al 50%.
Surtido de panes.
La bodega perfectamente definida en el anterior comentario y en esta ocasión optamos por:
Una manzanilla por comensal como aperitivo, Mantel Blanco fermentado en barrica 2008 y en los postres un PX y un GT.
Muy buen servicio, tanto de sala en cuanto al ritmo de los platos, como del vino. Y un entorno con un gran nivel.
En conjunto la conclusión, ha sido de una cocina bien elaborada y bien presentada, sin “emocionar” ningún plato, buen servicio de sala y un entorno de nivel alto.
En cuanto a precios el menú ejecutivo era de 25 €, el menú degustación (el especificado) 35 €. Ambos con bodega no incluida. Los precios que observé en la carta eran comedidos.
En esta ocasión con todo lo comentado, más agua, un café y una infusión, el importe fue de 52 € por comensal.

Restaurante de reciente apertura y enclavado en un sitio privilegiado , un palacio del siglo XVI, que se ha restaurado con acierto. Está cerca de Santillana del Mar y Torrelavega. Con una gran finca que rodea el establecimiento.
El comedor tiene amplios ventanales de arco de medio punto, gran amplitud, mesas separadas que dan independencia y comodidad. Decoración moderna. Las mesas están bién vestidas, cómodas sillas, cristalería Spigelau(?), buena vajilla.
El servicio ha sido atento y muy profesional, bajo la dirección de Roger, que ha trabajdo en grandes y lujosos establecimientos hosteleros.
Hemos tomado 2 personas el Menú Ejecutivo (25,20) compuesto de:
- Ensalada de salmón y pulpo
o
Guisado de alcachofas con jamón y setas.

- Rodaballo con cama de verduritas
o
Burger de secreto y solomillo con sus crujientes.

- Helado de leche merengada
o
Tiramisú capeado sin azucar.

Entre ambos nos tomamos todos los platos que nos encantaron a los dos. La ensalada de salmón y pulpo, fresca y el pulpo en su punto, con cierta textura y un aliño de vinagre muy adecuado.
El guiso de alcachofas, en forma de pastel cilíndrico y formando un mil hojas con los productos; como mantequilla, me comentó mi acompañante.
El rodaballo era de costa, en su punto de fresca y tersa carne y acompañado de verduras frescas, calabazín, zanahoria, pimiento morrón.
La burger, en su punto, crudita por dentro y la carne como terciopelo, sabrosa y acompañada de una suave mousselina de queso. Me dieron a probar y me encantó.
Los postres: magníco helado de leche merengada y muy sabroso el tiramisú. Tengo que indicar que este último postre no lleva azucar y es apto para celíacos. Nos gustó este detalle.
Acompamos la comida con un cava Freixenet Brut Nature Rva Vintage (13,00), servido en elegante champanera,agua mineral y dos cafes.
Buena y diversa carta de vinos con guiños a referencias "raras" por estos lares, Champagnes, Cavas escogidos, Recaredo, Riesling, Utiel-Requena, Dehesa del Carrizal, 4 Kilos, 12 Voltios, Cadozos, Pago del Vicario, amen de Riberas del Duero, Ruedas, Riojas, Toros, etc.. Buen servicio en el vino. Para volver otro día y no en hora de trabajo.