Cria fama y....

Acudimos a este restaurante recomendados por diversos canales.
Situado en un edificio con 3 plantas dedicadas al negocio, nada más entrar uno siente que es turista.
Es un restaurante turístico, apelmazado de mesas, fotos y decoración, lleno y relleno de personas, turistas de fuera y nacionales, y lisboetas....
Es un lugar más o menos de moda supongo, porque estaba lleno.
Reservamos por la tarde, a viva voz, con un camarero (igual que todos) con ese estilo de "vale, ya lo tengo, ya... si, si, vale..."
el ver una camiseta de un jugador de futbol colgada en un cuadro, a lado de dosmilmillones más, tendría que haberme indicado que era necesario huir... craso error el no hacerlo.

Nada más sentarnos en la mesa, el tradicional cebo estaba servido.
un plato de embutido, aceitunas y cuatro miserias más, que está de decoración, pero que si te lo comes tienes que pagar...

Obvia decir que el chorizo o el jamón que había en él, o el queso, estaban más secos y sudados que un deportista el día de san Lorenzo...

La comida básica y repetitva.
Pescado a la plancha, bacalao o arroz, y poco más...
Guarniciones repetidas y abundantes.
Servicio flojo y básico... nos llegaron primero las almejas que la botella de vino...
Un vino servido rápido, hasta que lo paras, en copas de menú gasolinera, con el logotipo impreso, a tamaño elefante en las mismas, por si acaso olvidas dónde estás...

Es algo más caro que los otros y la diferencia no se ve por ninguna parte... moraleja... no ir.

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