Restaurante Gastro Niemeyer en Avilés
Restaurante Gastro Niemeyer
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
80 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.4
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
9.6
RCP CALIDAD-PRECIO
9.3
Opiniones de Gastro Niemeyer
OPINIONES
4

Menú cerrado a 25 euros com bebida.
Snacks ,oricios con una presentación impresionante,
Merluza de calidad y de postre una tarta de zanahoria y naranja rica.
Detallado el flash de camparí naranja.
Entorno precioso y muy bien atendido por la hermana de Koldo Miranda que es quien lleva la gestión ahora .
Volveremos.

Cerrado, pero la experiencia con el menu de Arzak fue muy buena.
Lastima de cierre
poca gente pudimos disfrutar de esa grata comida

Una de las sorpresas que encierra una cita en el Gastro del Niemeyer es el espacio muy especial, amplio, luminoso etc. situado en la torre del complejo. Se puede acceder a través de una escalera amplia de caracol o por medio de un ascensor.
Un recibimiento perfecto a partir de las 13.45(a partir de ese momento el uso es exclusivo para los comensales con reserva), para la comida programada a las 14.15, sirviendo unas copas de vino rosado (el mismo que luego se servirá en la comida), pudiéndose acomodar en unos sofás y sillas muy cómodas, con la ciudad de Aviles enfrente, a través de cristaleras.

Toca el menú de Arzak (posteriormente a lo largo de año, hay otros tres mas programados (pondré el enlace al final) y ayer se rumoreaba que quizás al final de año “aparezca” Ferran Adriá.
Llegada la hora se accede a la otra mitad del círculo, que ocupan la cocina y el comedor con una única mesa diseñada para doce personas. En esta ocasión siete asturianos y 5 cantabros, que no habíamos acudido juntos, sino dos por un lado y tres por otro. A las dos minutos empatia entre todos los comensales, casi seguro porque teniamos una afición en común.
El menú de Arzak consta de cinco tapas, cinco platos y dos postres.
Comenzamos:

Arroz con arraitxikis. Unos crujientes laminados de arroz con unos pequeños pececillos del litoral vasco, presentados para tres sobre unas bases metálicas: comenzamos bien, buena presentación y sabor logrado.

Raíz de loto y boletus: excelente, con el sabor del boletus en todo tu esplendor.
Pastel de kabrarroka (cabracho), recubierto de unos filamentos crujientes , creo que de Palestina, un plato creación del maestro: el mejor pastel de cabracho que he comido fuera de su casa, pero al ser un sabor tan conocido en general, no nos impresiono, algo difícil de comer tenia la presentación y en mi opinión, el recubrimiento no aportaba mucho.

Caldo mutante de chipirón: el caldo cambia, tras verterlo sobre el plato se vuelve negro arrastrando con su calor la capa de tinta negra: sabía a mar, pero no puedo decir que era pulpo, tal como creo que se pretendía.

Higos con foie y frutas atomizadas. Foie elaborado con las frutas bajadas a una muy baja temperatura con nitrógeno liquido y luego rotas: gran presentación con un efecto cromático perfecto de las frutas y el sabor logradísimo sin pasarse de dulzor y con una textura perfecta. Este plato junto con los dos postres fueron para mí los mejores.

Sorta de cigalas. "Sorta", hatillo en euskera, enrollado con fideos de arroz: no me dijo mucho.

Huevo en temblor de tierra. Cocinado durante 40 minutos a 62º, con una textura propia y que efectivamente tiembla tras ser servido. Acompañado de sésamo plateado, brote de lentejas, y tres tierras; la verde con pan y pistacho, la roja con pan y polvo de tomate y la marrón con pastas de té desmenuzadas con cacao. Muy buena vista y el sabor por detrás.

Bonito en hoguera de sus escamas. Servido con un mojo elaborado con la piel y las escamas para ir tomando a medida que se comía el bonito: para mi gusto algo pasado el punto del bonito.

Pichón bien azulón: presentado con tres torretas de escamas de color azul (creo en su elaboración había vermouth rojo y queso azul), notablillo.
Se hizo un pequeño alto de unos diez minutos para ir al baño etc., y seguidamente:
Dos postres
Pompas de piña. Piña con jengibre, clavo y regaliz, servido con CO2 al que se hace burbujear con piña colada. Un servicio con todo su burbujeo, retirándose luego el vasito: buenísimo, la piña resultó muy fresca con un “retrogusto” final muy largo y con gran personalidad.

Racimo de chocolate. Bolas de chocolate congeladas que se introducen en metil celulosa vegetal, acompañadas por sopa de fresas y helado de albahaca. Muy buena conjunción y logrando el efecto pretendido, Nada empalagoso.

Marcos Moran apareció en los postres, para saludar e interesarse por las sensaciones.

Vinos:
Gran Feudo edición 2008 Chardonnay sobre lías.
Gran Feudo edición 2009 tempranillo, garnacha y Merlot sobre lías.
Colección 125 2005 tempranillo Merlot y Cabernet Sauvignon
Dulce Gran Feudo 2009 moscatel

Copas Riedel. Eche en falta alguna explicación de cada vino el ¿Por qué? con cada uno. El servicio lo esperado en un grupito. Creo que este menú se merece otros vinos, aunque esta bodega tiene un gran nivel. La cantidad del vino generosa.

El servicio de mesa muy profesional con explicación detallada de cada plato.
La cantidad de comida en cada plato en muy buena cantidad, considerando este tipo de cocina.
Unos café y tes completaron la comida.
Hasta aquí 97.2 euros por comensal.

Tras levantarnos de la mesa en el otro semicírculo, que hasta las 19 horas fue de uso exclusivo para nosotros, tomamos unos combinados, bien hechos precios considerados y donde estuvimos charlando todos los asistentes a la comida.
http://www.gastroniemeyer.es./reservas-online/2011-06-25/14:15/consulta-disponibilidad.html

Primera experiencia en este restaurante-sala de exposiciones. Porque ese es el concepto que proponen en su web, asistir a una exposición gastronómica. En este lugar se podrán degustar menús cedidos por cocineros de primer nivel y ejecutados por la gente de los Morán.
Para inaugurar Gastro Niemeyer el elegido ha sido Juan Mari Arzak, casi nada.
El marco es realmente espectacular. La sala está en el mirador de la torre del Centro Cultural Niemeyer de Avilés, la construcción-cultural-de-arquitecto-famoso que tiene toda ciudad con aspiraciones a un efecto Guggenheim ( con escaso éxito habitualmente ). De todas formas, hay que reconocer que el complejo es bonito. Formas futuristas y blancos inmaculados. Merece la pena conocerlo.
Sólo hay una mesa ( sí, una ) para doce comensales, previa reserva online ( sin demasiado problema para escoger día ). Tenía mis dudas acerca de compartir mesa con desconocidos, pero a medida que corre el vinillo se rompe el hielo y resulta muy agradable ( al menos esta vez lo fue ). No estaría mal que a la entrada del restaurante pusieran un cártel advirtiendo que está cerrado salvo reservas, porque puede ser algo incómodo ver a uno de los camareros largando a la gente que no sabía de que iba el tema y subían al mirador.
Nos recibieron ( por nuestra parte éramos seis ) con un Gran Feudo Rosado mientras disfrutábamos con las bonitas vistas de Avilés y la ría. Pasamos al comedor, separado de la cocina por una mampara ( llegó el olor del bonito ), y a la que uno se puede asomar sin complejos ( de hecho, es lo que se pretende al parecer, la participación del comensal incluso a nivel cocina ). Blanco, sillas cómodas, bonita cubertería y copas Riedel. Tenue hilo musical dominado por los Stones y Elvis ( bien ). El maridaje iba a cargo de Bodegas Chivite, que ofrecieron, aparte del susodicho rosado, Gran Feudo Chardonnay sobre lías, Colección 125 Reserva, y un moscatel que estaba realmente bueno. Servicio atento a rellenar la copa, lo cual propició que quien más, quien menos, acabasemos con un pedo respetable. La próxima vez habrá que tener cuidadín.
Y vamos al menú ( servidor tiene la suerte de conocer previamente alguno de los platos y poder comparar ):
-Snack de arroz y arraitxikis: poco logrado, parecía un cheeto con bonito y mahonesa.
-Raiz de loto y hongos: galleta de loto y una crema de boletus plena de sabor. Clavado.
- Pastel de krabarroka: d-e-l-i-c-i-o-s-o. Con una fina pasta creo que palestina ( kataifi )que daba un toque crujiente muy acertado.
-Caldo de chipirón mutante: caldo de chipirón que cambia de color una gelatina con trocitos de chipirón al echarlo. Bonito, y espectacular el caldo, con una dualidad de sabores chipirón-verdura de una nitidez asombrosa.
-Higos con foie: cuatro rodajas de higo relleno de crema de foie acompañadas de frutas variadas congeladas con nitrógeno. El conjunto se fundía en la boca liberando esos sabores tan potentes. Orgásmico,c
omo el de Arzak.
- Sorta de cigalas: cigalas en su punto con deliciosa crema de maiz y vinagreta de trufa. Para mojar pan ( y lo hicimos )
-Huevo en un temblor de tierra: huevo cocinado a 40 º con polvo de tomate, trufa y varias cosas más que no recuerdo, regado por un impecable caldo de ave. El huevo parecía crudo, sólo lo parecía.Muy sabroso.
-Bonito en hoguera de escamas: el plato más flojo. Mi bonito estaba estaba más hecho que el de los demás y eso le restó mucho.
- Pichón muy azulón: pechuga de pichón simplemente perfecta de punto, perfecta en cuanto a jugosidad, perfecta en cuanto a sabor. Con crema, puré y crujiente de patata azul muy resultones.
- Piña pomposa: piña especiada y asada con sopa burbujeante de piña (espectáculo con hielo seco incluido ).Muy lograda.
- Sopa y chocolate entre viñedos: las ya clásicas esferificaciones de chocolate, helado de albahaca y sopa de fresa. También muy logrado.
Servicio muy correcto y atento. Apareció Marcos Morán con el que estuvimos comentando la experiencia, el proyecto y su futuro, muy agradable, la verdad.
Una gran experiencia para empezar. El siguiente protagonista será Pepe Rodríguez en agosto, toma hematoma... Habrá que ir aunque sea a rastras, la ocasión y el sitio lo merecen.

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