Consolidado

Vuelvo tras cinco años y me encuentro una cocina mucho más consolidada y consistente. Sin perder su personalidad que la tiene y mucha , los platos se muestran tan arriesgados y multitudinarios en su composición como siempre pero con mucha más coherencia y homogenización. Un homenaje a la tierra y a sus productos , es lo que hay , pero con un toque creativo y de complejidad culinaria, que desde luego , resulta único  en la zona. Aquí no se come bacalao , ni merluza , ni pichón porque no hay. Se come esturión , trucha, longaniza de Graus, croquetas de oveja, etc..El canelón de esturión roza la excelencia con riesgo extremo, contrastes , texturas y sabores en conjunción .Parece haber cedido la extravagancia y crecido la coherencia y la reflexión , sin por ello perder originalidad y personalidad. Cambiaría algunas cosas del servicio que es atento y perseverante, pero no están los tiempos para pedir mucho más. Buena impresión general , y muy buena cocina. Carta de vinos apostando por los vinos de la tierra, felicidades¡¡¡

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