La ilusión de un autodidacta
Local sencillo, austero, sin lujos, con una barra en la planta baja y un pequeño comedor en la planta alta, con apenas 6 mesas. Decoración simple y separación de mesas correcta, no resultando incómodo.
La cocina es obra de un joven cocinero autodidacta que está comenzando a abrirse camino en un mundo tan complicado y lo está haciendo con ideas y honestidad, aunque obviamente todavía le falta depurar la técnica. Ofrece un sencillo menú diario que los fines de semana se convierte en especial, con más platos y una orientación más hacia la cocina de fusión oriental-occidental que a él le gusta. El menú consistió en:
- Grisisnis de aceitunas de Aragón y tomates secos con mezes griegos (una masa de pan italiana rellena de aceitunas y tomates secos que se mojaba en un puré de berenjena y un yogur griego con pepino y ajo. Apetitoso aperitivo)
- Croquetas de jamón (gordas y esponjosas, realmente buenas)
- Gamba al oloroso (gamba flambeada con salsa de oloroso, interesante)
- Sopa fría de espárragos trigueros con aceite de oliva y jamón (una crema de espárragos sin mayor historia pero suave y sabrosa)
- Tiradito de corvina con rocoto (guiño a la cocina peruana, muy bien tratado el pescado, pero el rocoto picaba como un demonio, afortunadamente se podía retirar fácil)
- Presa ibérica con salsa teriyaki (plato de espartana presentación pero bien ideado, la presa muy jugosa y la salsa muy adecuada para este corte del cerdo)
- Curry panang de rabo de toro (un curry pleno de sabor aunque picaba en demasía para nuestro gusto, bien no obstante con el arroz de flor tailandés)
- Granizado de daikiri de fresa (refrescante prepostre)
- Tiramisú White Russian (el mejor tiramisú –si quitamos el que hace mi mujer, claro- que he probado en Madrid, fantástico, jugoso, cremoso, para repetir)
Como vemos se trata de un menú que cubre diferentes tipos de cocina aunque muy orientado a las asiáticas y si bien nos pareció bastante satisfactorio en calidad y cantidad, lo cierto es que siempre nos ocurre lo mismo con este tipo de cocinas y es que no nos acostumbramos a tanta especia y tanto picante. En cualquier caso, nos gustó y sorprendió.
En cuanto a los vinos la oferta es todavía muy escasa, pocas referencias pero bien escogidas. Vimos en las mesas vinos interesantes como Blanco Nieva verdejo, clarete y tinto de Lecea o incluso algún Muscadet del Loira. Por copas tenían entre otras la fantástica Manzanilla Pastrana con la que tomamos el aperitivo. La casa nos dejó aportar nuestro propio vino, así que disfrutamos del menú con un excelente Champagne Jacques Lassaigne Montgeux Millesimé 2002 que fue de maravilla con la comida. Copas correctas y vinos conservados en cava climatizada. Servicio sin fallos y con amabilidad, es un local muy casero, donde te sientes a gusto.
Lo mejor de todo es indudablemente el precio, ya que el menú cuesta 16,5 euros. Que quieren que les diga, el local es sencillo pero no deja de estar en pleno distrito de Retiro y teniendo en cuenta este factor y la calidad y cantidad del menú nos parece que la RCP es extraordinaria, algo que por desgracia no abunda en Madrid y que debemos destacar como se merece. En cuanto José vaya depurando su técnica con el tiempo y poco a poco ampliando la oferta de vinos, iremos viendo sin duda un local en ascenso porque las bases ya está hechas, la apuesta por una cocina original, que aunque no sea nuestra preferida sí que pensamos que tiene alma y raíces. Volveremos de vez en cuando y veremos su progresión, este chico promete. Y además le gusta el vino.
