Volvemos por 2ª vez y tomamos el menú degustación. La presentación sigue

Volvemos por 2ª vez y tomamos el menú degustación. La presentación sigue siendo excepcional: nítida, nada supérflua, de una sobriedad y definición exquisita. Servicio correcto. Me siguen faltando los sabores auténticos en las propuestas de Jordi Vilà, y es una lástima!. Aperitivo de "pa & tomata & llonganissa & oli"..falta enjundia (un par de trozos de sal en el aceite (sin rebajarlo tanto!) realzaría el conjunto!). El aroma de rosa predomida en el 2º aperitivo. Excelente espárrago con los huevecitos de pescado (insípidos), y correcta col con caracola y boquerones como primeros. Buenos "rogers" con excelente tomate confitado. El steak tartare es meloso, de lo mejor de la noche. Finalizamos con el toconillo suave con helado de limón, y excelente helado de almendra con el "borracho" demasiado subido de alcohol. Petit fours flojitos. El precio por lo servido es muy correcto. 162 euros con San Vicente 2001 y 2 copas de cava. Para mí la cocina es un 3,5. El local está muy conseguido con las limitaciones que tiene (mesas algo juntas). Disfruté..sí, pero no gocé!.

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