Fuimos a cenar 2 personas y tomamos el menú degustación (2 entrantes, 4

Fuimos a cenar 2 personas y tomamos el menú degustación (2 entrantes, 4 platos y 2 postres). La primera matéria es excepcional y, técnicamente, la cocina es impresionante. Peros: los dos salimos con un dolor de barriga...demasiadas salsas (compota de manzana con vainilla en uno de los platos; y uno de los postres, el avant-postre, era un gazpacho con helado de yogurt y aceite), elementos para cenar como judías o "calçots", y un postre final que era una auténtica "bomba" para el estómago: salsa concetradísima de café con "borrachos" de mandarinas y un helado salado. Otro inconveniente: si a la pareja que te acompaña no le gusta ni el foie ni el steak tartar, el acompañante se tiene que conformar con lo mismo que el otro tome: ambos platos han de ser idénticos en el menú degustación. Comodidad: aunque estuvimos sentados en una mesa para cuatro, nos sentaron al lado de la entrada de la cocina. El local es muy pequeño y no nos sentimos muy a gusto (falta de privacidad) y demasiado ruido. Con todo, tengo que reconocer que el avant-postre (con su mezcla de lacteos y aceite) antes mencionado, por su perfecto equilibrio entre el mundo salado y el dulce, es el que mejor me ha permitido apreciar la filosofia de este plato (ni en el Bulli lo aprecié con tanta claridad). Con todo, no fue una cena de una estrella Michelin.

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