Restaurante minimalista en su decoración y que ofrece un menú degustación

Restaurante minimalista en su decoración y que ofrece un menú degustación que no ha satisfecho mis expectativas: los aperitivos un tanto explosivos y poco expresivos. Un segundo de barat con un cierto olor a pescado en no excesivo buen estado... y por último un foie acompañado de pan con vino que empalagaba (no me lo he acabado).
Quizás hubiera sido mejor optar por un primero, un segundo y unos postres en vez del menú degustación.
La carta de vinos extensa pero comercial, me esperaba algo más sorprendente entre tanta referencia.
El servicio del vino es correcto (copas y temperatura correctas), cristalería Schott.
Precio 60,00 € incluyendo Viñas del Vero Gewurstraminer, Pago de Carraovejas 2000 y Cava Bertha.
Probaré otras alternativas antes de volver.

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