Situado en el pleno centro de Alicante. Local de reducidas dimensiones, unas ocho mesas en la planta baja, en la planta superior están los servicios, la cocina y alguna mesa más. Dispone de terraza. Las mesas bien vestidas, pero las sillas bien incomodas. Tal vez deberían revisar la iluminación, ya que EMHO es insuficiente.
La carta se clasifica en antipasti (entrantes), pastas, pizzas, carnes y pescados, está escrita en italiano y traducida al castellano, es muy amplia en los apartados de entrantes y pastas. La vajilla y cubertería funcionales. El personal es atento, simpático y diligente, me dió la impresión que todo él era de origen italiano.
La carta de vinos es escasa, a penas unas veinticinco referencias, organizada por tipos y mezclando las procedencias. Conviven vinos italianos con españoles (fundamentalmente riojanos) casi todos ellos a precios comedidos. La temperatura de servicio de los vinos es adecuada. En cuanto a la cristalería es sencilla y mejorable. El servicio del vino sigue los pasos de presentación y prueba y luego funciona en regimen de autoservicio.
Nuestra experiencia fue para cenar y compartimos tres tipos de ensalada distintas como entrantes (de quesos, de gambas frescas y de tiras de pato), cada uno pidió un principal entre platos de pasta y carnes y postres (todos ellos caseros, de entre una selección de cinco). El pan es casero de tres tipos distinos y se acompaña de una salsa. Para beber, tras unas cervezas y refrescos iniciales, agua, una botella de un rosado siciliano: Corvo Rosato 2010, pobre en nariz pero de buena factura en boca y una botella de tinto de la misma bodega: Corvo Rosso 2009. La factura ascendió a 166,70 euros para seis comensales.
Destacar la excelente presentación y preparación de todo lo comido. Me da la impresión que debe ser uno de los mejores y autenticos restaurantes de comida italiana de la ciudad de Alicante.
Muy recomendable.