Cena para 4 adultos y mis 2 hijos.

Repetimos de nuevo este año en la terraza de este agradabilísimo restaurante, chill out, jardin, terraza, palapa, lo que se le quiera llamar pero sientiendote siempre a gusto y disfrutando de la comida, que más podemos pedir......

Resumo, pedimos:

- Canelones de berenjena rellenos de queso provolone, adictivos, para no parar de comer.
- Pulpo a la brasa, estupendo pulpo, que rico lo hacen aquí.
- Ensalada de aguacate y gambas, refrescante y sabrosa.
- Revuelto d epatata, con sobrasada iberica y jamón: contundente.
- Entrecotte de buey trinchado al centro, para rematar excelente carne, al punto.

Para los niños un a pizza casera de jamon serrano y queso.

Postres:

- Torrija de crema chantilly sobre sopa de chocolate amargo, me comentaron que espectacular.
- Flan de canela sobre bizcocho de chocolate Lua, este fue el que pedí yo, es-pec-ta-cu-lar.

Para beber, cervezas , aguas y una botella de Cristina Calvache, blanco, Jaén Blanca.

- 4 cafés.

Trato muy amable y servicioal y an alguna ocasíon un tanto lento, pero el local estaba lleno.

Para repetir una y mil veces.

Que más se puede pedir.... Pues no pagar y así fue, me invitaron

Pude observar el total 128 euros. Excelente rcp

Repetimos en este precioso local al lado del mar, esta vez en el jardín, con la brisa del mar refrescando una calurosa noche.

Éramos 4 adultos y un niño al cual le pedimos un menú infantil de nuggets con patatas.

Para los adultos Chips de Berenjena y queso parmesano , entrante muy rico y sabroso.

Pulpo a la brasa, estupendo el pulpo, ración generosa.

Ensalada de queso de cabra, buena ensalada sin nada más que resaltar.

Luego al centro pedimos un estupendo San Pedro, pescado fresco , buena pieza y que gustó mucho.

También chuletón de buey, que estaba al punto perfecto y la carne estaba estupenda.

De postre algún coulant de chocolate.

Para beber cervezas, aguas , cafés y botella de Enate 234 Chardonnay.

Servicio amable y eficaz.

La única pega que había una carta de sugerencias tanto de entrantes como de vinos, pedimos 2 sugerencias de entrantes y no tenían y en cuanto a vinos pedimos 2 de la zona que tampoco tenían, con lo que nos tuvimos que amoldar un poco.

Desconozco el precio, fuí invitado.

Cena para 4 en este precioso local con zona de restaurante, chill out, terrazas y zona de copas.

Servicio muy atento y servicial, incluso a veces excesivo, con un camarero para el vino, otro para los cubiertos, otro para la comida.

Bonita vajilla, coperío y mantelería.

Pedimos para los 4 al centro:

- Patata poché con setas, crujiente de ibérico y gulas: excelente, delicioso.
- Canelones de berenjena rellenos de queso: también muy buenos, nos gustaron mucho.

Después pedimos al centro 2 muy buenas pizzas, 1 de 4 quesos y otra pizza Lua (huevo, gambas, jamón...).

Para beber una botellita más del rico Cristina Calvache Jaén Blanca y varias botellasd de agua.

Buen pan.

Carta de vinos correcta y servicio de vinos muy correcto y profesional, dan a servir y llenado de copas, cubitera para el vino.

El local me encantó y el precio lo desconozco, fuí invitado.

Tiene una atractiva y amplia carta y con una opción de pizzas muy amplia y más económica.

Recomendable al 100 %.

Me resultara difícil cuanto esté por la zona no visitar este extraordinario local, que cumple sobradamente con sus buenas materias primas y buen trato en cocina las expectativas de los paladares más exigentes.

No haré referencia a la diversidad de salones y local, ampliamente expuesto en mi comentario anterior. Pero debo matizar el cambio observado en lo que a la bodega se refiere; habiéndose adaptado a las circunstancias actuales y ofertando una carta ligeramente mas reducida. En nuestro caso pedimos un Muga Crianza de añada 2006 (22€).

En esta ocasión éramos cuatro comensales, y como entrantes para compartir pedimos corazones de alcachofas baby con jamón (12.50€), copa de salmorejo (4€ la unidad), y tomate raf con anchoas caseras (18€). Los platos bondadosos y el tomate realmente fantástico.

Como platos mas consistentes la presa ibérica (15.50€), carne en su punto y tierna; lomos de lenguado para 2 personas (17€), plazo exquisito, muy fino, limpio, sin ninguna espina y con una salsa (no recuerdo ahora el nombre) con muy buena textura y sabroso; cochinillo al horno (17€), bueno este plato es un pecado, con la piel sequita y ligeramente dulzona, estando la carne muy tierna, de excelente sabor y muy bien elaborado.

Como postres una muy bondadosa fuente de dulces variados caseros.

El local estaba bastante lleno y a pesar de ello el servicio muy profesional, amable y atento. Por cierro, pudimos disfrutar de una agradable chimenea a leña en el centro del salón que estaba a pleno funcionamiento.

El único pero radica en los comensales que solicitan la carne a la piedra, y lógicamente al prepararlo dentro del salón llegan a molestar bastante los humos y olores.

Volveremos.

Otro local que no puedo dejar de hacer referencia a pesar del tiempo transcurrido desde mi visita, ya que si se está cerca hay que visitarlo sí ó sí. Dejar de hacerlo es perderse una excelente experiencia gastronómica, y uno de los lugares emblemáticos, de buena referencia y ganada reputación, diferente y acogedor.

Consta de distintos ambientes, el principal con salón amplio, moderno, decorado con gusto y de forma elegante, con muy buena separación entre mesas, lo cual te permite privacidad en la conversación, con cristalería, cubertería y vajilla de calidad, así como copas idóneas para vino. Tiene como objetivo mantener cierto nivel en ésta zona, no permitiendo ni en verano la entrada sin vestimenta adecuada. El problema que encuentro radica cuando converge en horario la cena, y el personal que acude para tomar una copa en el salón colindante. En éste caso puede llegar a ser molesto por el elevado volumen de música; igualmente en verano cuando mantiene abiertas las cristaleras.

Dispone de otra zona donde sí se permite a los comensales acudir con bañador. De hecho existe piscina para el verano, manteniendo una terraza cubierta que resulta igualmente acogedora y correctamente decorada con gran variedad de plantas y arbustos naturales, aunque las sillas no resultan especialmente cómodas y la separación entre mesas prácticamente es nula. Hay que aprovechar al máximo la afluencia de comensales durante el verano, aunque ello repercute negativamente en el servicio como indicaré.

El local a escasos metros de la playa dispone de zonas verdes bien cuidadas y mesas sobre césped, especialmente para horario de cenas que son amenizadas en ocasiones con música en directo.

La transformación y cambio de ambiente entre el día y la noche de éste local resulta espectacular; así lo han entendido los dueños por la demanda de su diversificada clientela y así lo están aplicando, sin ninguna duda con éxito por la elevada afluencia de personas y a diversas horas. Personalmente lo he comprobado en las tres visitas realizadas éste año así como en años anteriores. La zona chill-out exterior resulta acogedora y agradable, donde se puede tomar una copa tranquilamente tras la cena sobre zona verde, incluso pisando arena de playa. En el interior y para darle más marcha al cuerpo, música hasta la madrugada a cargo de un dic-jockey.

Dispone de una más que notable bodega, para todos los gustos y bolsillos, con amplio abanico de D.O. y diversificación de añadas, así como referencias de otros países y continentes. Tiene personal cualificado y entendido en vinos.

Al margen de haber aportado algún vino propio en nuestras cenas ( Pingus 2001) sin habernos cobrado absolutamente nada por el servicio, también hemos hecho uso de la bodega aunque con vinos de menor entidad (Martínez Lacuesta 06, 19 €), (Dominio de Tarsus 05, 21 €), (Emilio Moro 05, 25 €), (Artadi Pagos Viejos 06, 54 €).

Al disponer de las tres últimas minutas, haré referencia a los platos que considero más interesantes de los probados, indicando que dispone de una amplia gama de los mismos para entrantes, carnes, pescados frescos y arroces. Todas las materias primas degustadas han sido de buena calidad, con muy buen trato en cocina y excelente presentación, siendo las raciones bondadosas.

Entre otros, los entrantes para compartir consistieron en chipirones envueltos con berenjenas (10 €), foie de pato con mermelada de tomate (13,50 €) y carpaccio de ternera (12 €); y como platos más consistentes el rabo de toro deshuesado (13,50 €), presa ibérica (15,50 €) spaghetti negros (12 €), cochinillo al horno (17 €), confit de pato (14,50 €), magret de pato (14,50 €), paletilla de cordero al horno (21 €) y arroz negro (13,50 €). Cada plato es un pecado gastronómico para los sentidos; el arroz espectacularmente sabroso y en su punto. El cochinillo y muy especialmente el rabo de toro que resulta “excelente”, se nota la escuela del patriarca Felipe San Bernabé, grupo al que pertenece la explotación de éste local en la persona de su hijo Felipe como responsable del mismo. En cuanto a los postres, dispone de gran surtido, así como de tartas mayoritariamente de elaboración casera.

Para evaluar el servicio, hay que hacer una evidente y clara diferenciación entre el personal que de forma habitual tiene contratado y el de temporada. El primero compuesto por buenos profesionales y de atento servicio, mientras que el segundo grupo simplemente resulta penoso, sin cualificación profesional, escasa experiencia y totalmente perdidos...puede llegar a desesperar al comensal. En nuestro caso concreto hemos tenido la fortuna de estar acompañados por nuestros amigos Marisú y Paco de Villaricos, que a la vez son amigos de Felipe con lo cual nos ha servido personalmente exceptuando en nuestra última visita que tuvimos que reclamar su presencia por el exceptico servicio.

Por supuesto volveremos.