Comida genial

La genialidad muchas veces está en la sencillez y aquí se demuestra. También es evidente el gusto por dar bien bien de comer, por atender al cliente con cercanía... todo ello en un ambiente desenfadado y natural.

El local es, como se ha dicho, muy limitado y sí, yo también noté un poco de mal olor a la llegada. Supongo, estoy seguro, que se ha mirado de solucionarlo, pero no debe ser fácil (algun problema de cañerias de la finca o algo por el estilo, imagino). Una lástima. Lleno absoluto en un ambiente ya fallero. Las raciones tienen precios muy bajos, pero, todo sea dicho, son pequeñas. Siendo 6, la chica que nos atendió hizo pero que muy bien en aconsejar que pidiésemos dos de cada (iba todo al centro: clótxines con una salsa super buena (un punto picante que agradó a todos), foie con hueva (buena combinación y buena calidad del foie), tartar de salmó amb avocat (excelente, super fresco), lleteroles de xai (delicioso manjar difícil de encontrar), carpaccio de vedella (otra vez muy buen producto) y torrades variades (sobrassada, torta del kasar i codonyat...). Todo, absolutamente todo gustó y mucho. Buenas presentaciones.

Tomamos varios tercios de cerveza (alguna persona incluso 3), una botella de Valtosca Shyraz y alguna que otra copa más de vino "sueltas". La carta tendrá unas 20 referencias (no sé si llega) de todo el país. Servicio mínimo pero, sorprendentemente, copas Riedle (algo pequeñas).

Trufas de chocolate, cafés y chupitos de orujo. Todo por 23 €. Muy, muy bien. Repetiré nada más se pueda.

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