La entrada es la de un almacén lleno de cajas de vino repletas de polvo

La entrada es la de un almacén lleno de cajas de vino repletas de polvo entre las que se lee Roda, Contino...
Y el comedor es el de un asador si el más mínimo lujo con mesas de bancos corridos, en el que Matias asa los Chuletones a la vista de los clientes y se los sirve para que ellos mismos los diseccionen. Estos son tiernos y sabrosos y solo rivalizan con los deliciosos pimientos confitados.
Carta de vinos extensa pero limitada a la comida que allí se sirve, solo tintos. Lo que fallan son las copas.

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